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Raúl Martínez, una gran voz del #cine mexicano

Ariel Aviles Marin
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Hay figuras que, después de ocupar los primeros planos de la fama, permanecen inexplicablemente en el olvido, tal es el caso de Raúl Martínez. Después de filmar una gran cantidad de películas, de grabar un sinfín de discos y canciones, su figura se desvaneció en el tiempo, y permanece injustamente olvidada en la historia del cine nacional. Fue un charro cantor de lo mejor, su figura es comparable con Jorge Negrete, Pedro Infante o Luis Aguilar, entre las figuras de la Época de Oro del Cine Mexicano. El propio Agustín Lara lo eligió como intérprete de sus canciones en filmes en los que su música, constituyó el plato principal de la producción. Ocupó papeles protagónicos reservados a las figuras más importantes de ese período toral de nuestro cine, las películas que estelarizó, se caracterizaron por tener una producción fuera de serie, con grandes coreografías, orquestas espectaculares, y compartió créditos con figuras de primera línea, como lo era él mismo; y después de brillar en la cima, fue injustamente olvidado, y así permanece hasta nuestros días.

Raúl Martínez Montiel, nace en Chihuahua, Chihuahua, en 1920, pocos datos se tiene de su vida antes del cine. Aparece en el panorama de nuestro cine en 1938, apenas iniciado el importante período de la época de oro, y entra por la puerta grande, pues participa en importantes filmes como: Canto a las Américas, Serenata en Acapulco, El Fronterizo, que tuvo tanto éxito que le dejo el sobre nombre con que fue conocido desde entonces; El Plebeyo, Tu Recuerdo y Yo, Se Solicitan Modelos, Por Qué ya no Me Quieres, Cantando Nace el Amor, Al Diablo las Mujeres, Las Viudas del Chachachá, Yo fui Novio de Rosita Alvírez, El Fantasma de la Casa Roja, Una Lección de Amor y No me Platiques Más. Su figura fue tan importante que, compartió protagónicos con personajes como Elsa y Alma Rosa Aguirre, Sara Montiel, Rosita Arenas, Cristian Martel, Luis Aguilar, Agustín Lara, Adalberto Martínez “Resortes”, Óscar Pulido, Fernando Casanova, Arturo Martínez, eterno villano del cine nacional; y Domingo Soler. Hizo importantes grabaciones de canciones que ocuparon los primeros lugares de popularidad, como: La Cariñosa, Morir por tu Amor, Ojos Tapatíos, La Chuparrosa, Mi Tenampa y muchas más que alcanzaron importantes lugares en la escala de popularidad.

El crítico Luis Cuadros Ibarra, lo ubica como un destacado barítono, pero realmente tenía una excelente voz de tenor lírico, de amplio registro, precisa afinación y de un brillo poco común; seguramente si hubiera incursionado en el bel canto, en vez del cine, hubiera llegado a ser una destacada figura de la ópera mexicana, como fue el caso de Jorge Negrete. Sus interpretaciones de canciones como Granada, de Agustín Lara, o Entre Copa y Copa, lo colocan en un plano superior como intérprete. Su faceta de charro cantor, bastaría para escribir su nombre en la memoria colectiva del cine mexicano; pero no se queda ahí, destaca también como excelente bolerista, y aún incursiona también en otros géneros con muy buen desempeño. Su figura como cantante e intérprete le han ganado un lugar de primer orden en nuestro cine.

Pero Raúl Martínez no se queda en el plano del canto en el cine, su talento como actor queda evidente en filmes que no pertenecen al género de películas musicales, tal es el caso de Por Qué ya no me Quieres o Sucedió en Acapulco, en los que la interpretación de canciones nada tiene que ver. En estas películas se pone en juego la calidad actoral de Raúl, y sale adelante con éxito. Desde luego es indispensable reconocer que, Raúl Martínez, es mejor cantante que actor, pero definitivamente destaca en ambos campos. Después de brillar con luz propia, su carrera fue declinando, es muy penoso verlo en la película El Padrecito de Cantinflas, en un papel secundario, completamente gris, de esos que pasan totalmente desapercibidos. Falleció en la Ciudad de México en 1993.

El olvido en el que se tiene a Raúl Martínez en la historia del cine mexicano, es injusto, es inexplicable e inadmisible. Tal pareciera que, hay razones ocultas que se impusieron para borrar su figura del panorama de la historia de nuestro cine. Pero pese a estas circunstancias no definidas ni aclaradas, Raúl Martínez es una figura que debemos tener presente, como un buen actor, y sobre todo, una gran voz del cine mexicano.o

Mérida, Yuc., a 15 de junio de 2021.

*  Las fotos son de Salvador Peña L

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