Los rebeldes lanzaron el lunes un ataque contra posiciones del Gobierno en el centro histórico de Alepo, en respuesta a una ofensiva que cortó una ruta que conduce a un sector de la ciudad en manos de la oposición, dijeron observadores e insurgentes.
Los ataques, que involucraron el bombardeo de vecindarios controlados por el Gobierno e intensos combates callejeros, se dieron unos días después del avance de efectivos gubernamentales sobre la carretera Castello.
Los rebeldes confían en esa ruta para tener suministros y acceso y su corte deja efectivamente bajo asedio las áreas en manos opositoras, donde viven al menos 2.500 personas.
La ciudad, la mayor de Siria antes de la guerra, ha sido un importante campo de batalla en la guerra civil del país que ya lleva cinco años, y ha sufrido una escalada de los enfrentamientos desde que las conversaciones de paz y un frágil cese al fuego colapsaron a principios de este año.
Su captura sería un premio estratégico para el Gobierno de Damasco, que controla los principales centros urbanos en el oeste de Siria, además de áreas en manos rebeldes de Alepo, y la ciudad de Idlib. Los rebeldes también controlan partes de territorio en otros lugares del oeste de Siria.
Fuerzas kurdas controlan vastas áreas ubicadas a lo largo de la cercana frontera con Turquía y el Estado Islámico mantiene territorio en el este.
A primera hora del lunes, más de 300 proyectiles disparados por los rebeldes impactaron vecindarios en manos del Gobierno en el oeste de Alepo. Los ataques dejaron cinco muertos y decenas de heridos, dijo el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. La televisión estatal informó que ocho personas habían muerto y que los bombardeos habían derribado edificios.
El ataque fue “una respuesta a los intentos (del Gobierno) de avanzar”, dijo a Reuters Zakaria Malahifji, del grupo Fastaqim, basado en Alepo. Agregó que los combatientes insurgentes habían logrado avances y que parte de los combates estaban ocurriendo en la Ciudad Histórica de Alepo.