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Redes de apoyo

Jordy R. Abraham Martínez
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Sobran los motivos, Por: Jordy R. Abraham

Las sociedades cohesionadas se construyen por medio de la confianza. Sin este elemento no puede existir cooperación y sin trabajo en equipo el desarrollo social se dificulta enormemente. La desconfianza produce rechazo e incomprensión, dando pie a la violencia y a la discriminación. En cambio, cuando los integrantes de una comunidad confían en sus vecinos, se crean redes de apoyo sumamente útiles, pues se instaura un ambiente de solidaridad redituable para el bien común. 

Las redes de apoyo no se consolidan en poco tiempo, ya que la confianza se nutre paulatinamente, con acciones puntuales. Se trata de un proceso lento, pero de gran provecho por sus alcances en el bienestar personal y social. Donde prevalece la confianza entre ciudadanos, se alcanza una sana convivencia, la cual funge como punto de partida para el crecimiento económico y la estabilidad socio-política. 

Otro aspecto importante de las redes de apoyo es que se traducen en una mayor capacidad de organización de los grupos sociales. Por tanto, será más viable que se establezca una agenda ciudadana con causas de interés general. Así, el colectivo organizado podrá trabajar en armonía para conseguir los objetivos trazados en beneficio de quienes conforman el tejido social. 

Dentro de esta dinámica, cada individuo identifica cuáles son sus fortalezas con base en su perfil personal, canalizando sus esfuerzos en la finalidad de abonar a la meta compartida. Las redes de apoyo son efectivas porque motivan a sus integrantes a asumir la responsabilidad que les corresponde en el marco de una estructura social compleja. Entonces, el sujeto se identifica con el colectivo y desarrolla un sentido de pertenencia profundo. 

A su vez, la red de apoyo cuenta con una suerte de inteligencia social colectiva que le permite detectar cuando uno de sus núcleos se halla en una posición de desventaja o adversidad. Con esto se logra que el resto de los participantes del grupo social trabajen para ayudar a aquel individuo o individuos a superar la afrenta. A esto le llamamos solidaridad y su ejercicio requiere de mucha sensibilidad, así como de una auténtica voluntad de servicio. 

En una red de apoyo, la indiferencia no tiene cabida, pues es contraria al principio de colaboración cívica. Lo mismo ocurre con la apatía, porque es un mal que invita a la inacción. Estas dos amenazas, serán contrarrestadas por la empatía y la participación activa de las redes de apoyo.
Unir esfuerzos es el deber que tenemos como ciudadanos, para superar los retos sociales del presente y así poder aspirar a un porvenir de esperanza. La tarea de crear redes de apoyo corresponde a todos. Es un compromiso moral y una responsabilidad inaplazable.

Jordy R. Abraham Martínez
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