Por Carlos Capetillo Campos
carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillo campos
No hay duda de que diciembre es un mes de festejos por excelencia y de buen ánimo de muchos, sobre todo los que reciben aguinaldo y quienes reciben algún presente de alguna de las cada vez más agrupaciones altruistas.
Las familias modestas o poderosas, honestas o deshonestas, pero todas buscan la compañía de sus seres amados. Son fechas de compartir afecto y de planear en familia el futuro próximo.
Todos dicen que será más difícil el 2017 que el 2016. O sea lo mejor de este año es que será mejor que el que viene.
Y bueno la fecha mágica del 20 de enero del 2017, en que toma posesión Donald Trump presidente de los Estados Unidos, no hay de qué preocuparse, pues aunque por los nombramientos de funcionarios que viene anunciando su gobierno será de empresarios básicamente y lo que tomó en cuenta más que la experiencia política es la lealtad a él, pero contra todo lo que se especulaba, ha tratado de sumar a sus opositores, y al ser empresarios exitosos no tomarán decisiones con el hígado sino con el cerebro y harán lo que convenga y si bien no son políticos de carrera son personas acostumbradas al análisis de todos los ángulos antes de tomar decisiones.
Y México es tan importante para los Estados Unidos como Estados Unidos lo es para nosotros.
Y no solo el comercio que entre otras cosas proporciona al vecino país del norte mano de obra barata y solución a sus tareas de detalle diario; sino la influencia de nuestro país en las relaciones con los países hermanos de América Latina, con quienes hemos sido su interlocutor que es lo más valioso como aliado políticamente hablando.
Pero esto es una llamada más de que debemos de cuidar nuestro mercado interno, de estimularlo y que la desigualdad que hoy vive la sociedad encuentre caminos para irla reduciendo.
Que va a construir un muro en su territorio. Pues allá los ciudadanos de ese país si se lo permiten. Que pretende que su costo lo pague México? Allá y sus frases de campaña.
Pero a este gobierno le quedan dos años y se está haciendo tarde para poner orden no solo con relación a la violencia que existe en el país y que todos los días alcanza nuevas noticias de lo peor, sino para cumplir los compromisos de campaña, como reducir el número de diputados federales.
El hecho es que las condiciones de este 2016 eran muy difícil de imaginar.
Precios de petróleo por los suelos.
Incremento notable de la violencia.
Casos escandalosos de corrupción.
Dólar a la alza con los consiguientes impactos en la inflación.
Violencia callejera por resistencia a la Reforma Educativa que ha contagiado no solo a los maestros sino a los estudiantes que secuestran y queman autobuses, reclamando en automático plazas aunque hayan reprobado en los estudios.
Crecimiento de los rumores contra el gobierno federal, que dañan aún más la credibilidad del gobierno federal.
Rechazo a nivel mundial a todo lo que parezca un sistema del área que sea, público o privado.
La caída de aceptación de la gestión presidencial ante la opinión pública.
Y la pretensión del PRI nacional de mantener en sus cargos de conducción política a quienes han generado una percepción de corrupción e incompetencia, de cubrir las responsabilidades otorgando cuotas a personajes o grupos de la política que a pesar de los años en esta actividad solo han sumado éxitos para ellos y fracasos para el país.
En fin.
Los mexicanos necesitamos a mexicanos en un acto de unidad para sacar adelante al país y resaltar lo bueno que hay mucho todos los días.
Pero por ahora te saludo cordialmente y te deseo una Navidad sensacional en unión de los seres que amas y un año nuevo 2017 que saque lo mejor de cada uno de los que vivimos en este increíble y maravilloso país.
