Por Carlos Capetillo Campos
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Ante la situación actual que vive México, como consecuencia de la suma de circunstancias que han preocupado a la sociedad que culminaron con el llamado gasolinazo, que incremento en forma importante el precio de los combustibles, que sin duda es el elemento principal de la inflación, ya que todo producto necesita este elemento, ya sea para producirlo, para transformarlo o transportarlo, a pesar de las aseveraciones de los funcionarios que dicen que no causarán inflación.
Ya la historia registra lo que causa querer controlar los precios por decreto.
Ningún Presidente de ningún país quiere hacerles daño a sus conciudadanos o a su país. Todos quieren pasar a la historia como los mejores.
Y hay factores internos y externos que presionan, pero debe contarse con los recursos suficientes y eficientes para hacerles frente con éxito. El país tiene embajadas en todo el mundo que deben estar perfectamente informadas y analizar la situación que vive y puede vivir cualquier país y la relación con México, para que el gobierno pueda tomar las providencias del caso.
Y un país de 123 millones de personas con tanta riqueza en recursos naturales, no se debe experimentar con funcionarios con tanta responsabilidad ante la ley y ante la sociedad, debe tener personal con experiencia y capacidad, honestidad, eficiencia, que le entregue al país los resultados que los tiempos exigen.
Pero una vez más se acredita que las manifestaciones de protesta son para amparar el pillaje y el vandalismo. Las imágenes que los medios nos muestran, es una clara demostración que no tiene nada que ver con el llamado gasolinazo, a excepción de la de Yucatán, que fue una concentración pacífica, sin realizar ningún acto de vandalismo. Umán tuvo un incidente que se atendió de inmediato por los responsables del orden y la seguridad.
Y esos actos están inspirados también por la seguridad de que el manto de la impunidad les permite eso y más.
En estas condiciones se firmó un “Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar”, firmado por las Cámaras Empresariales y las Centrales Obreras, a excepción de la Coparmex, “que acordaron los 65 centros empresariales del país no firmar por que se elaboró apresuradamente y porque no es el resultado de un verdadero diálogo social”
Esto refleja una falta de habilidad de los funcionarios responsables del tema. No recuerdo algo parecido en el pasado.
El Secretario de Hacienda anunció durante el acto de firma los cuatro ejes del acuerdo: Acciones que permitan proteger la economía familiar; fomentar inversiones y el empleo; Estabilidad Económica y Fortalecer la cultura de la legalidad y el Estado de Derecho, en el marco de un ejercicio austero del servicio público.
Una convocatoria sin querer del Presidente Peña Nieto, al decir “¿ustedes que hubieran hecho?” ha tenido muchas respuestas desde políticos hasta intelectuales pasando por amas de casa, estudiantes y toda clase de ciudadanos.
Seguramente algunas pueden aprovecharse.
Es conveniente que el Gobierno federal explique cómo va a transformar los propósitos en programas, eso le dará credibilidad al propósito y su cumplimiento al gobierno federal.
La credibilidad y la confianza en el gobierno siempre es indispensable, pero en tiempos de crisis mucho más.
Hay que liderar a los mexicanos, no solo gobernarlos o dirigirlos.
Hay compromisos de campaña que es necesario cumplirlos ya, sobre todo aquellos que fueron comprometidos ante la demanda social, no importa adelantarlos, así se adelantó el gasolinazo.
El PRI y los legisladores del PRI, deben asumir un papel analítico de las decisiones. Como nunca antes hay que aportar al Jefe del Ejecutivo opiniones muy soportadas, no el tradicional si automático a todo lo que de él provenga.
El reto es grande y Trump todavía no toma posesión pero ya ahuyentó inversiones importantes en la industria automotriz y obviamente la industria periférica o auxiliar.
La solidaridad social es importante; en Yucatán es clara y firme y esto es en beneficio del Estado.