Por Carlos Capetillo Campos
El proceso del 2018 tiene el atractivo de que está en juego todos los posibles puestos de elección popular en el estado más los de carácter nacional, Presidente de la República, Senadores, Diputados Federales, Gobernador, Diputados Locales y Presidentes Municipales.
Desde luego para los yucatecos lo más importante es la elección del Gobernador del Estado porque sin duda es el poder rector de la política en el Estado y representa al Poder Ejecutivo, pero lo que más apasiona al ciudadano es la elección de los Presidentes Municipales, porque es la autoridad más cercana a él, porque es el que tolera o sanciona a los infractores, se hace como que no ve a los clandestinos, reparte las concesiones y la Presidencia Municipal es lo que puede resolver su estatus social, económico, familiar, esta posición enfrenta a familiares y amigos que buscan lo mismo y los que por primera vez buscan esta oportunidad por lo general no tienen conocimiento de las tareas que esto trae consigo y que esto es una de las razones por las que no se cubren las demandas sociales del municipio ni se tiene la experiencia para las gestiones ante los diversos niveles de gobierno.
Ahora se presenta la posibilidad de la reelección y esto desde luego se encuentra con múltiples de los 106 Presidentes Municipales que creen que tienen los suficientes méritos para volver a ser elegidos. Normalmente la ambición les impide ver el sentir social y como desde luego es la primera vez, pues hay deseos de ingresar a la historia de ser los primeros.
Y todos los partidos políticos van desarrollando sus estrategias para el proceso del 2018, presumen de compromisos y alianzas entre ellos, se renuevan los cuadros, se juran amor eterno, que saben que no van a cumplir pero que en busca del poder todo lo hacen valer.
En el Partido Revolucionario Institucional, con la orientación de lo que se llama Primer Priista del Estado, se vienen fortaleciendo las estructuras con el cambio de las dirigencias del PRI municipal de Mérida y de la CNOP, donde jóvenes profesionistas, con relaciones en la administración pública y con presencia social, asumen la responsabilidad de operar la política partidista en lo que significa el 43 por ciento de la votación en el Estado, pero además, es el asiento de economía, de los centros de educación superior, de los medios de comunicación, de los poderes políticos, de las organizaciones sociales, en fin, de lo más influyente en el Estado que ahora vive como nunca la pluralidad social con la llegada de mexicanos de otros estados, especialmente de los que han sido más castigados con el desempleo, dado el clima de empleo, tranquilidad y seguridad que gozamos en la actualidad y de empresas, inversiones y personas extranjeras de diferentes países del mundo.
Y desde luego llegan con la influencia del ambiente político, económico y social de sus lugares de permanencia.
Y a ellos les decimos que bienvenidos, pero los yucatecos tenemos normas de convivencia que respetamos y que les pedimos que respeten. No nos consideramos superiores a nadie pero no permitimos que quieran imponer sus soberbias y prepotencias. Respeten desde la forma de conducir vehículos hasta el lenguaje, desde el trato a los mayores hasta a los prestadores de servicios modestos.
Tenemos mucho orgullo de nuestra cultura, no pretendemos cambiarla ni aceptamos que pretendan cambiarla.
Somos felices así. Y así nos enfrentamos al reto del proceso electoral del 2018. Cada quien en su trinchera. Con sus convicciones, sus intereses, sus simpatías. Pero todos pensando en México y en Yucatán.
