Por Carlos Capetillo Campos
El pasado domingo se realizó una marcha de la unidad nacional, que ni fue nacional ni fue de unidad, tal como lo señale que así pasaría, en mi reflexión 1401 de la semana pasada.
Ni fue nacional ya que no en todos los estados se realizaron ni fue de unidad porque los grupos convocantes están enfrentados entre sí, que ahora buscan justificar la poca asistencia y el enfrentamiento entre ellos.
Pero una cosa es clara en estos momentos, hay que cerrar filas alrededor de la Presidencia de la República, por la simple razón de que será el Presidente del país quien a nombre de México trate con el presidente americano, que a escasos 28 días de su mandato mas no de gobierno, se enfrenta con varios problemas fruto de su soberbia, prepotencia, ignorancia en el arte de gobernar, y absoluta falta de respeto a su investidura y a los estadounidenses, que día a día muestran su rechazo a este personaje.
Sus declaraciones imprudentes por decir lo menos, se convierten en noticias un día y en otro también, y todas están encaminadas a querer poner en la defensiva al gobierno mexicano, para que en futuras negociaciones como las relacionadas con el TLC simplemente se cedan a sus pretensiones.
Los medios masivos de comunicación con intención o sin intención les están haciendo el juego al presidente americano, al convertirlo en la noticia principal, con lo cual los latinos radicados en los Estados Unidos, documentados o no, e inclusive para aquellos que tienen nacionalidad americana, han entrado a una etapa de miedo de ser detenidos, porque aunque cada año son miles los deportados, las redadas en la forma en que en estos tiempos se vienen realizando hace tiempo que no la Vivian.
Ese presidente al menos ha despertado el temor en ese importante núcleo de población, que representan una importante mano de obra en eficiencia y costo y espero que el gobierno mexicano recurra a mejores mexicanos, más preparados para la negociación y defender adecuadamente los intereses nacionales.
Deben tener presente algunos conceptos rectores de la política estadounidense, entre ellos: “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”, y en función de esos intereses actuara y viendo la personalidad ególatra de su presidente, tratara por todos los medios imponer su criterio en la negociación con México.
Por otro lado, la pretensión de poder de los políticos y de los partidos, los llevan a que en lugar de fortalecer al Presidente y a las instituciones, buscan debilitarlo aún más de lo que ya está, cuando su aceptación está cercana al 10 por ciento, como si no se dieran cuenta que alguno de ellos heredara el gobierno federal y lo mejor es heredar una buena fortaleza y no una débil posición que lo haga invertir más tiempo y recursos en fortalecerla.
Sus egoísmos como justificante de que así es la política, les impide ver que una actuación limpia y desinteresada en apoyar al gobierno, en esta situación y momentos es apoyar al país y fortalecer su posición política ante la sociedad..
Y el Presidente Peña y su gabinete debe estar más sensible al pensar y sentir popular, cuya percepción de que la inseguridad, la corrupción y la impunidad son los ejes rectores que dominan este momento y serán las banderas de los candidatos de oposición en las cercanas elecciones del 2018.
El partido en el poder si quiere conservarlo en las elecciones del 2018, tiene que convencer a los priistas que no existe pacto alguno para entregar el poder en el 2018; que se quiere ganar de verdad y dar espacio al mejor armado para la competencia que se avecina y que todos los grupos del priismo entiendan que o van juntos de verdad de aquí en adelante o no tienen mucho futuro. La unidad no puede ser de foto y de dientes afuera.
Y deben empezar por el Estado de México, que ya algunos priistas reconocidos empiezan a manejar la idea de que ya está todo arreglado para Josefina Vázquez Mota.
Cuidado, no está el horno para bollos.
