Por Carlos Capetillo Campos
Ser oposición es un papel fácil. Demasiado fácil. Solo hay que criticar con base o sin ella. Y como siempre hay una tendencia popular a la crítica al gobierno en turno, pues los opositores la tienen fácil.
Además hay opositores que de eso viven. Ellos pueden decir toda clase de tonterías y hasta se les aplaude. Hoy son agresivos y demagogos, mañana son serios y conciliadores.
Ayer fueron agitadores, hoy son sensatos y solidarios. No importa la careta que porten, total todas son falsas y nadie les pide cuentas como ellos las exigen.
Ante la circunstancia del día es el disfraz que se ponen aunque no sea carnaval, total dicen lo que la gente quiere oír aunque después se retracten, y al fin al cabo no tienen responsabilidad alguna.
Sin embargo conforme el tiempo avanza los pueblos tienen más claridad de lo que valen los falsos profetas y salvadores del pueblo.
Y la memoria ya no es tan corta como es la esperanza de esos políticos.
Desafortunadamente las necesidades acumuladas de los pueblos son tan grandes que rebasan las capacidades de los gobiernos, de allí la utilidad de los planes a largo plazo, aunque nos topamos con que los cambios de gobierno cancelan por lo general la continuidad de esos planes, para dar paso a otros que el gobernante en turno considera los adecuados para solucionar las carencias del pueblo.
Creo que todo gobernante desea pasar a la historia como el mejor, sin embargo, su equipo, las circunstancias, las debilidades familiares, los conflictos políticos, los placeres del poder y sobre todo la falta de contrapesos, especialmente de los otros poderes que no cumplen con su obligación constitucional, hace que el gobernante se desvíe de sus objetivos originales.
Hay unos cuantos que han superado esas circunstancias o algunas de ellas pero que han sido suficientes para ser bien recordados, porque el pueblo realmente exige poco para sentirse satisfecho, aunque algunos eventos lastiman a algún sector de la sociedad y la incapacidad para manejar el tema, lo aprovechan los opositores de siempre; uno de los más representativos en la actualidad, es el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, hecho que sucedió y con la responsabilidad de autoridades municipales y estatales de un partido político ajeno al que está en el poder federal, simplemente le pasaron la responsabilidad y la sociedad culpa al gobierno federal y su reclamo al Presidente.
Y a veces el gobernante se olvida de que él fue electo por los ciudadanos para dirigir los esfuerzos a mejores destinos
La historia marca los periodo de gobierno con el nombre del gobernante electo, y si bien tiene la facultad de nombrar a sus colaboradores, tiene no solo la responsabilidad sino la obligación de retirar a aquellos que no han sabido cumplir con eficiencia, honestidad, responsabilidad sus encargos, como es el caso del área federal de comunicación social, que confunde informar con comunicar.
Informan los hechos y que cada quien los entienda a su manera, cuando lo que deben hacer es comunicar de forma tal, que los diferentes sectores que componen la sociedad entiendan en su justa y cabal dimensión las acciones del gobierno.
No es un tema de culto a la personalidad a la que han sido adictos tantos gobernantes de todo los niveles, es una obligación para que la sociedad tenga todos los elementos claros, veraces y oportunos para su dictamen y sepa a donde vamos y que debemos hacer cada quien para colaborar al progreso nacional y así muy coordinados avanzar al mismo ritmo.
Afortunadamente en Yucatán todos los sectores productivos, políticos, sociales y todos los actores tienen claro que sumando esfuerzos, avanzamos no solo más aprisa sino más sólidamente.
Por eso Yucatán se ha vuelto la atracción principal no solo de nuestro país sino del mundo. Las inversiones y los avances en todos los rubros que se califican, así nos lo dicen.
No aflojemos el paso. No atrás del Gobernador, sino a su lado para que nuestro increíble estado, alcance metas fijadas de amplio beneficio social.