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Carlos Capetillo Campos
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Por Carlos Capetillo Campos
carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillocampos

En estos tiempos en el mundo suceden cosas que cada vez se difunden más amplia y oportunamente, gracias a los medios en general y a las redes sociales sobre todo.
Esas noticias las contrastamos con lo que sucede en nuestro ámbito y sacamos conclusiones, ya que si bien extrañamos lo que vivimos en el pasado, a pesar de que pienso de que lo mejor está por venir, este mundo globalizado nos obliga a tomar nota de lo que sucede en otros países, especialmente en aquellos que son importantes en nuestra interacción, ahora por razones económicas primordialmente.
Pero también vemos que países con una gran influencia en nuestra vida diaria, hay comportamientos que a mí en lo personal me parecen lógicos y que aquí hasta leyes se elaboran para impedirlo y me refiero concretamente a la campaña a la Presidencia de los Estados Unidos de América.
Es innegable que nuestro vecino país del norte ejerce una enorme influencia en nosotros, a más de que es un metiche en los asuntos internos de los países en el mundo como si alguien lo hubiera nombrado policía del universo, pero en esta ocasión nos enteramos, obviamente por los medios, de que el Presidente Barak Obama y su esposa Michelle hacen propaganda y campaña abierta e intensamente a favor de la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton y llaman a votar en forma abrumadora a favor de la antigua inquilina de la Casa Blanca, para que sea un triunfo arrasador.
A mí se me hace natural que un Presidente haga campaña a favor de los candidatos de su partido, no solo como una justa correspondencia personal a quienes lo ayudaron a obtener la máxima responsabilidad, sino a tratar de garantizar que los programas a favor de la sociedad continúen y se fortalezcan, ya que son postulados de su partido que se comprometen con los votantes.
Aquí en México, hay hasta leyes que prohíben que el Presidente asuma una actividad electoral a favor de algún candidato y esto se me hace exagerado.
Si el Presidente tiene una buena aprobación popular hasta la sociedad aprobaría su intervención en la campaña, ya que la oposición tiene el papel fácil de criticar y aumentar las acciones negativas del gobierno para obtener el favor electoral y si el Presidente en turno no ha hecho un buen papel como gobernante, su propio partido y el candidato evitarían su participación en la campaña por los efectos negativos que eso traería. Pura lógica y sentido común.
Ahora bien, hay noticias que dan risa porque una vez más los políticos de alto nivel no tienen idea de cómo se reciben sus anuncios por la sociedad.
El Presidente de la Comisión Anticorrupción del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, informó que el ex gobernador de Sonora no se presentó a la audiencia prevista. De verdad pensó que se iba a presentar? ¿De verdad cree que los anuncios previos de que se le citó iban a generar confianza o alguien lo iba a creer? ¿De verdad cree que la sociedad es tan tonta?
Y lo mismo se pensó en el PRI con el caso de Duarte el veracruzano.
Estos casos, el de Padrés y el de Duarte de Veracruz son cortados con la misma tijera y fruto de lo mismo: abuso de poder, prepotencia, falta de vigilancia por parte de los organismos responsables de hacerlo y otros.
¿Así quieren que la sociedad crea en los partidos políticos y en los políticos?
Son de risa estos directivos.

Carlos Capetillo Campos
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