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Carlos Capetillo Campos
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Carlos Capetillo Campos
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Después de 10 días de las elecciones para Presidente de los Estados Unidos, los medios tienen como noticia central en forma abrumadora, la especulación alrededor de lo que hará o no el Presidente electo Donald Trump, aunque como buenos mexicanos, mantenemos los chistes y memes a la vanguardia y las opiniones van desde la mayor preocupación hasta el mexicanísimo no pasa nada.
Y tienen una teoría de porque perdió Hillary, aun cuando cada vez se ocupan menos de ellas, olvidándose que obtuvo más de 200 mil votos arriba de Trump y que por lo tanto mantiene una fuerza popular digna de tomarse en cuenta, aunque el Presidente electo gracias al sistema electoral de ese país, tiene una importante mayoría de su partido en ambas Cámaras, la de Representantes y la de Senadores, quienes finalmente autorizaran las disposiciones legales o administrativas del Sr. Trump.
Independiente de que en la campaña se exhibieron lo barato de los argumentos, se olvidaron de la ola que recorre el mundo, de estar en contra de lo establecido y en este caso, la participación del Presidente Obama y su esposa en la campaña a favor de la señora Clinton, perjudicó más que ayudarla, ya que significaba que el gobierno demócrata iba a ser más de lo mismo y en los ocho años del Presidente Obama cómo es posible que suceda con quien esté al frente del gobierno en estos tiempos, no se resolvieron problemas graves de los americanos.
Los indocumentados que fueron pieza fundamental dentro de la oratoria demagógica del candidato republicano, no hicieron obviamente lo suficiente para hacer ganar a su candidata, mientras que los documentados como todo latino que se respete, hicieron todo lo posible para perjudicar a otro latino, y ellos por su derecho a votar, si votaron a favor de Trump.
Pero todo esto es historia. Lo importante es ver que viene, especialmente sobre el Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, que a lo largo de 22 años ciertamente ha beneficiado el desarrollo de la industria mexicana, pero también ha beneficiado a la economía estadounidense.
Por el tiempo transcurrido puede considerarse hasta normal una revisión del contenido del Tratado, ya que no puede un documento por perfecto que sea permanecer para siempre, cuando las condiciones de los firmantes cambian.
Las ventajas o desventajas que resulten estarán de acuerdo con las habilidades de los negociadores para presentar con la fuerza necesaria sus argumentos.
Pero 22 años son suficientes para desarrollar una economía y fortalecer los instrumentos de la riqueza nacional, a más de que tenemos otros tratados tan importantes como el TLC, como lo es el Transpacífico y otros tratados bilaterales para fortalecer el comercio, que permiten ampliar el escenario económico del país.
En el mundo globalizado, donde los impulsores fueron las grandes potencias, entre ellas preponderantemente los Estados Unidos, la cadena de impactos no se acaba por la simple voluntad de Trump.
Desde luego que tratará de cumplir con sus compromisos contenidos en el Contrato de Donald Trump con los votantes americanos, pero sus ocurrencias de campaña no es así de fácil que las vaya a hacer realidad.
Pero por lo pronto, los grandes beneficiados en México del Tratado de Libre Comercio, deben destinar parte de sus enormes ganancias para un campaña que deje claro a los estadounidenses lo que les costará la cancelación del TLC, la de poner una tasa impositiva a las importaciones, aunque claro nos impactará en las remesas que se han convertido en la fuente dos de ingreso a la economía nacional y lo que significa darle gusto a los caza inmigrantes de Arizona, que piensan que libremente pueden asesinar a los que entran ilegalmente a territorio estadounidense.
El equipo que está conformando no deja tranquilos a nadie, pero es su derecho de integrar su equipo con personas de su confianza. Ahora falta saber que los dejarán hacer los grandes intereses corporativos transnacionales.

Carlos Capetillo Campos
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