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Reflexiones sobre el autocuidado y el periodismo desde el corazón de Yucatán: Cecilia García Olivieri

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Mi nombre es Cecilia García Olivieri y tengo el honor de compartir algunas de mis experiencias y reflexiones sobre el periodismo, el feminismo y la salud de las mujeres. Nací en una pequeña ciudad argentina llamada Mercedes, en una familia que, aunque no era lectora, nos inculcó a mis hermanas y a mí la libertad para ser quienes quisiéramos ser. Ese espíritu de libertad me impulsó a explorar diversas carreras hasta que, finalmente, encontré mi pasión en el periodismo, una profesión que me permitió profundizar en la realidad social, contar historias y, con suerte, inspirar a los demás.

Estudié en TEA (Taller Escuela Agencia) en Buenos Aires, una institución con profesores que eran periodistas en activo, y ahí aprendí a sumergirme en los eventos, a hacer preguntas profundas y a cuestionar cada detalle. Esa formación, donde estudiábamos cada historia como un reflejo de la vida misma, ha sido mi pilar en esta aventura periodística.

Fue el amor lo que me trajo a Yucatán en el año 2000, cuando decidí mudarme a esta tierra después de conocer a un yucateco. Desde entonces, esta comunidad yucateca, con su rica cultura y su vida social, ha sido también mi hogar. Fundé Sumario Yucatán, un medio de comunicación hiperlocal donde cuento las historias de este hermoso estado desde un enfoque cercano y humano. Busco que mi trabajo sea relevante, no por “likes” o popularidad, sino por tocar vidas y dar voz a temas que muchas veces permanecen en silencio, desde la salud mental hasta la igualdad de género.

Una de las áreas más significativas de mi trabajo ha sido el movimiento feminista. Es crucial resaltar las experiencias y luchas de mujeres y hombres en un mundo que muchas veces busca silenciarnos. Me considero una contadora de historias. No me interesa hacer reportajes fríos, sino acercarme a las vivencias de las personas, especialmente en temas como el cáncer de mama, la menopausia, y el envejecimiento. No se trata solo de observar, sino de sumergirse en las historias para humanizar y mostrar realidades que a veces se quedan en la sombra. El periodismo y el feminismo, para mí, son herramientas para visibilizar aquello que se vive en silencio.

Mi reciente experiencia con una mastografía fue algo muy revelador. Octubre es el mes de sensibilización sobre el cáncer de mama, y me pareció el momento perfecto para abordar este tema tan importante desde un enfoque real. Decidí documentar mi propio proceso y mostrar la realidad detrás de este examen, un procedimiento rápido y, en la mayoría de los casos, indoloro, que puede salvar vidas. El miedo a los resultados es una barrera real, pero debemos recordar que el conocimiento es poder. El autocuidado no es un lujo; es una necesidad.

Por ello, hago un llamado a todas las mujeres, especialmente a aquellas que cuidan de otros, para que prioricen su salud. Las estadísticas muestran que el cáncer de mama puede afectar a mujeres jóvenes, no solo a las de edad avanzada, y por ello es vital realizarse estos controles. La salud no solo depende de los aspectos físicos; también debemos cuidar nuestra salud mental y emocional. Como mujeres, tendemos a ponernos en segundo lugar, y es hora de cambiar eso. Necesitamos espacios y momentos dedicados a nuestro propio bienestar.

La menopausia es otro de esos temas silenciados. Recientemente, experimenté la menopausia a causa de una histerectomía y, al igual que muchas mujeres, me enfrenté a una serie de cambios hormonales que pueden ser abrumadores. Sin embargo, hablar de ello, compartirlo abiertamente, es necesario para quitarle el estigma y normalizarlo. La menopausia no nos “deja secas” ni menos válidas; es simplemente una etapa más de la vida.

Existe en la sociedad una percepción negativa hacia la vejez y el cambio hormonal, y siento que las generaciones más jóvenes están empezando a desafiar estos estereotipos. Espero que podamos enseñarles a ver estas transiciones de manera positiva, a aceptarlas como una parte natural de la vida y a comprender que el valor de una mujer no depende de su capacidad reproductiva, sino de su esencia y sus aportes a la sociedad.

El autocuidado no solo se limita al bienestar físico; también debemos prestar atención a nuestra salud mental. La maternidad, por ejemplo, es una de las responsabilidades más grandes de la vida, y uno de los desafíos es mantener nuestro propio “yo” mientras criamos a nuestros hijos. La maternidad no debería eclipsarnos ni reducir nuestra identidad a solo ese rol. Creo firmemente que una madre saludable y plena criará hijos más felices y equilibrados.

Para aquellas mujeres que se ven en roles de cuidadoras, especialmente de personas mayores o en situación de dependencia, es fundamental recordar que su bienestar también cuenta. El autocuidado es la base de todo; si no estamos bien, difícilmente podremos cuidar de otros. Así que tomemos este mes de concientización no solo para revisarnos físicamente, sino también para pensar en cómo cuidamos nuestra salud mental.

Sumario Yucatán ha sido mi espacio para contar estas historias. Desde aquí, quiero invitar a todas las mujeres y hombres a que se tomen un momento para reflexionar sobre su salud, su bienestar y la importancia de visibilizar temas como el cáncer de mama, la menopausia y la salud mental. He aprendido que mi trabajo es, sobre todo, un vehículo para promover un cambio y apoyar a quienes necesitan voz.

Sigamos contando historias, sigamos cuestionando y, sobre todo, sigamos cuidándonos.


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