La reciente reforma judicial propuesta por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador está generando intensas controversias en el ámbito político y social, acaparando la atención pública y desplazando, en gran medida, las primeras iniciativas de la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
La reforma, que busca transformar el sistema judicial mexicano, ha suscitado un debate polarizado, en el que se enfrentan los partidarios de una reforma estructural al poder judicial con aquellos que consideran que el proyecto podría amenazar la independencia de los jueces y alterar el equilibrio de poderes en el país.
El gobierno de Sheinbaum, que asumió el poder en diciembre de 2024, se ha visto arrastrado por este tema, eclipsando su agenda de inicio de gestión. A pesar de sus esfuerzos por presentar propuestas para el desarrollo social y económico, la reforma judicial ha dominado el discurso político, tanto en el Congreso como en los medios, ocupando gran parte de la atención pública.
Los críticos de la reforma, incluidos varios sectores de la oposición, afirman que el proyecto tiene un claro objetivo político: debilitar a la Corte Suprema y poner al sistema judicial bajo el control del Ejecutivo. En respuesta, el gobierno de López Obrador ha defendido la reforma como una medida necesaria para garantizar la imparcialidad y la eficiencia del poder judicial, que en su opinión ha estado marcado por la corrupción y la falta de transparencia.
Por su parte, Sheinbaum, en sus primeros discursos y propuestas, ha intentado balancear la situación, buscando mantener un tono conciliador en medio de la creciente tensión. Sin embargo, la presidenta electa no ha podido evitar que la reforma judicial se convierta en el tema central de su gestión temprana, a medida que las críticas al proyecto se multiplican.
En cuanto a la agenda de Sheinbaum, la expectativa sobre sus primeras iniciativas de gobierno, particularmente en áreas como el bienestar social, la justicia económica y la transición energética, ha sido eclipsada por el debate judicial. Expertos consideran que la presidenta se enfrenta a un desafío importante: lograr avanzar en sus proyectos sin que la reforma judicial termine por desviar toda la atención de sus propuestas.
El futuro de la reforma judicial y su impacto en la política mexicana seguirá siendo una de las principales incógnitas en los próximos meses, mientras el país observa cómo Sheinbaum maneja este tema crucial en sus primeros meses de gobierno.