El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está evaluando la posibilidad de autorizar el uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania para atacar objetivos rusos. Este tema ha generado tensiones internacionales, especialmente con Rusia, que ha advertido que tal decisión podría escalar el conflicto a un nivel en el que la OTAN se vería involucrada directamente en la guerra.
La administración de Biden, junto con el Reino Unido y Francia, está revisando la solicitud de Ucrania para desplegar armamento avanzado, como los misiles ATACMS y Storm Shadow, que permitirían a las fuerzas ucranianas atacar instalaciones militares rusas en territorios más alejados del frente de combate. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha estado presionando para obtener este apoyo, mientras que Moscú ha reiterado que cualquier incursión en su territorio por parte de Ucrania podría ser vista como una provocación directa hacia la OTAN.
El primer ministro británico, Keir Starmer, que también está participando en las discusiones, respaldó el apoyo militar a Ucrania, afirmando que “Rusia inició este conflicto” y que tiene la capacidad de detenerlo en cualquier momento. Mientras tanto, líderes como el senador estadounidense Ben Cardin han expresado que, dada la gravedad de los ataques rusos contra civiles ucranianos, es hora de eliminar las restricciones sobre el uso de estos misiles por parte de Ucrania.