Rusia ha dado un paso importante hacia la creación de su propia red de internet soberana con la exitosa prueba de bloqueo total de acceso a la red global. Este ensayo forma parte del proyecto “RuNet”, cuyo objetivo es establecer una infraestructura digital independiente controlada por el Estado, permitiendo al gobierno ruso regular el flujo de información dentro del país y blindarse contra posibles injerencias externas.
La prueba, realizada en las regiones de Daguestán, Chechenia e Ingushetia, al suroeste de Rusia, tuvo una duración de 24 horas y desconectó a los residentes de servicios esenciales como YouTube, Google, WhatsApp y Telegram. Incluso las herramientas de VPN, comúnmente utilizadas para evadir la censura, fueron ineficaces frente al bloqueo total implementado. Estas áreas fueron seleccionadas por su composición mayoritaria de población musulmana y su historial de inestabilidad política, lo que ha permitido al gobierno probar el control total de internet en regiones de alto riesgo.
El proyecto “RuNet”, en desarrollo desde 2019 con una inversión de aproximadamente 648 millones de dólares, tiene como modelo el sistema de censura digital de China, conocido como la “Gran Muralla de Fuego”. Este sistema permite a Pekín restringir el acceso a la red global y controlar el flujo de información dentro del país. Aunque el sistema ruso todavía está en sus primeras etapas, este ensayo demuestra la capacidad técnica del gobierno de desconectar regiones completas de internet, lo que podría abrir la puerta a restricciones más amplias a nivel nacional.
La iniciativa no es una sorpresa, ya que el gobierno ruso ha intensificado su control digital en los últimos años. En 2020, el país prohibió más de 197 servicios de VPN y presionó a empresas tecnológicas, como Apple, para retirar aplicaciones que permitieran evadir la censura en su App Store. Los analistas advierten que, si el proyecto “RuNet” avanza con éxito, el siguiente paso podría ser el bloqueo de servicios de alojamiento web extranjeros como Amazon Web Services, forzando a empresas y usuarios a migrar a plataformas locales controladas por el Estado.
Con esta prueba exitosa, Rusia se suma a la creciente tendencia global de regímenes autoritarios que buscan consolidar su control sobre el acceso a internet, inspirados en el modelo chino. Este desarrollo marca un desafío directo a la naturaleza interconectada y libre de la red mundial, y podría señalar el inicio de una fragmentación de internet, donde ciertos países se aislan de la red global en busca de un control más estricto sobre la información.