Por: Cristina Padín.
Los niños que no sabían qué decir en minutos ya dijeron muchas cosas… Qué bonito es! Y cómo se llama?… todo eran exclamaciones y suspiros.. alegría y alboroto. Prohibieron todo tipo de distracción tecnológica en aquel campamento de fin de semana. Al llegar les llevaron a ver a la oveja, y a su pequeña cría. Les maravilló…
Por la mañana del sábado la vieja panadera les narró sus idas y venidas al molino cuando era joven… y el anciano que quiso ser torero les enseñó capotes y muletas y les habló de la Fiesta. En la biblioteca les regalaron cómics y libros estupendos (no leer es ser muy pobre)… y por la tarde se bañaron en el río.. y algunos pescaron.
La madre de la niña que dio su primer beso el domingo, trece años de libertad y rebeldía, no le hablaba de refranes ni de fiestas de antes, nada más se hacía fotos para redes. Ella se lo pediría al llegar a casa… no era necesario estar todo el día en internet… se podía cocinar pastel de manzana, hacer fiesta de disfraces, salir a caminar y fotografiar rosas…
Los niños que nada más pensaban en redes al volver a casa el domingo pensaban en fútbol, en toros, la rayuela, nadar al atardecer…
Tecnologías sí! Con uso sensato y responsable
A mi amiga Ascen
A mi amiga Maite
Para el toreo
Para los libros. Hay que fomentar mucho la lectura
Para las personas que saben vivir. Con libertad y
sensatez
Para M y P: hijos adolescentes de M y B
Para Luis
Para las personas sensatas…
Y las que saben vivir…
