Por: Cristina Padín
Otros años el 11 de noviembre se anunciaba soleado y seco.. en ese clima magnífico que es justo el perfecto. El que hay que tener… siempre. Aquel noviembre era muy duro.. el más duro que los niños podían recordar.. y no traía el clásico verano del refrán. Llegaría con más lluvia, con viento, con frío.. con escasa luz en las tardes.. con desasosiego..
Y… y basta. Basta. Dijo él.
El hombre que era valiente también había ido a la aldea aquel día de san Martiño. Como los pequeños. La desesperanza jamás podría abrir la ventana de la ilusión. Lo importante era mantener siempre la valentía y la fuerza. Eso les dijo a los niños… Él, que era el valor, que era nieto de valientes, y de la aldea. Era 11, aroma a castañas, a tradición, a otoño..
Basta de queja. Día de magosto, de sabor, de lumbre…
Y es la vida así: sin hueco para el desánimo. Siempre con coraje y entrega
A san Martín. San Martiño en Galicia
A los valientes. A gallegos muy valientes
A Carlos. Por la mejoría
A Luis
A Natalia y Lupita, feliz cumpleaños
A la esperanza
A las castañas..
A Grethel, pronta mejora