Por: Cristina Padín
Y Santa Minia recibió un regalo el 27 de aquel septiembre
tan caluroso y dorado. Desde el cielo le dijeron que podía pasar un día entero en
la tierra. Y escogió Brión, su aldea, su pueblo, el lugar donde tanto la
quieren. Y llegó en la madrugada.. y se emocionó mucho con los fuegos artificiales..
qué espectáculo.. y lloraron sus ojos y su melena cobriza latía con felicidad.
Ahora son las cuatro de la tarde. Cientos y cientos y miles
de personas abarrotan el lugar. Tan lindo y lleno de sentimiento. Llega la fe.
Viene con la esperanza, con los días de re-encuentro con los amigos de
infancia.. Llega la tradición, de la mano de la sensación. Son momentos de
estampas, de velas, de rezos… de creencia. De lo nuestro. Santa Minia veía a
cada ser con su ilusión y lloraba de alegría.
Ahora son las cuatro de la tarde. La pequeña virgen ya ha
aplaudido la valentía de un gallego muy valiente.. y ahora toma el pulpo.
A Santa Minia
Viva Santa Minia
A los gallegos valientes. Orgullo máximo
A mi familia
A los M
A mi Luis, en el manto de santa Minia
A la tradición
Al cura del pueblo de mi abuela
A mi abuela
A J, H y A
Y a JM
