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Se hizo el trabajo

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El Fútbol Club Barcelona jugaba ayer un partido definitorio,
“una final”. Su tercer partido de fase de grupos de la Champions League contra
el Dynamo de Kiev, luego de dos derrotas por tres a cero; la primera contra el
Bayern de Múnich en casa y la segunda de visita con el Benfica.

 

Al borde de la eliminación y siendo el partido previo
a jugar el clásico, era necesario ganar. Una victoria afirmaría el buen momento
que vive el club después de la trascendental victoria contra el Valencia el fin
de semana pasado en la liga y calmaría la presión que hay en la Champions, después
del complicado inicio de temporada del equipo.

 

Comenzaba el partido y el Barça era
notoriamente mejor. Movía la pelota de lado a lado con Gavi y Sergiño Dest, quien
forzó córners encarando a los defensas del Dynamo y Luuk De Jong, quien volvía a
la titularidad las corría todas. Memphis y Busquets, los líderes del campo
hacían parecer que el gol del Barça se estaba “cocinando”. Se
notaba un equipo unido y determinado a obtener los tres puntos, con la posesión
de la pelota y jugando al tiki-taka. El gol del Barcelona llegaría al minuto
36´ del primer tiempo por parte de uno de los capitanes del conjunto catalán y
quien seguramente será presidente del club en el futuro: Gerard Piqué. Luego de
un córner rechazado, le calló la pelota a Jordi Alba, quien puso el recentro perfecto
que le caería directo a Piqué para rematar de primeras, cruzarla y mandarla al fondo
de la red. Gol importantísimo.

 

A raíz del gol, el FC Barcelona fue bajando la
intensidad de su fútbol y se volvió más cauteloso. Por momentos tanto, que el mismísimo
Camp Nou empezaba a pitar a los futbolistas blaugranas por jugar atrás y
desahogar con el central o con su portero Ter Stegen. Fue un momento raro para
un no habitual
que va al estadio, y que definitivamente percibieron los
visitantes ucranianos que comenzaron a jugar mejor. Por un segundo se sentían
locales gracias a la afición catalana, pero el equipo rápidamente
recupero el buen manejo del partido. Pasaron noventa minutos y el Barça
lo ganó uno por cero. Se hizo el trabajo; tres puntos y a pensar en el
Real Madrid.

 

La reflexión
que deja el ambiente de estadio es complicada. Por un lado, está el sector que
apoya al equipo “a todas, a tope” y por el otro lado tenemos al sector de los “pitos”
a Sergi, a Luuk, a jugar hacia atrás. Un Camp Nou dividido por la incertidumbre
y la decepción de perder a Messi. Las cosas como son.

 

Ahora
viene el Real Madrid, segundo en la tabla de posiciones y a dos puntos del
Barcelona. Es un partido vital para el equipo, no sólo por la rivalidad que hay
entre ambos y la cantidad de puntos que los separan, sino por el subidón
anímico que tendría el vestuario de cara al resto de la temporada, luego de las
dudas en el principio de esta. El Barcelona supo cumplir los dos primeros retos
después del parón de selecciones y ahora van por el tercero, contra el Real
Madrid, que viene de ganarle 0-5 de visita al Shakhtar, con gran estado de
forma y con las mismas ganas de llevarse los tres puntos en el partido más
importante del año.

 

Julio
A. Muñoz Menéndez

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