Por Marco Antonio Cortez Navarrete
¿Quedó claro a todas y todos —incluyéndome— que Claudia Sheinbaum obtuvo en números redondos 35 millones de votos en la elección presidencial registrada el 2 de junio pasado?
¿Quedó claro también que Xóchitl Gálvez, representante de la oposición, en el mismo proceso, obtuvo poco más de 15 millones de votos? ¿Y Jorge Alvarez Máynez, ocupó el tercer lugar con unos 10 millones de votos?.
Es decir, de manera clara y contundente en octubre próximo la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México rendirá protesta como presidenta de la república y se convertirá en la primera mujer en ocupar este cargo.
Sheinbaum sustituirá al todavía jefe del poder ejecutivo. Andrés Manuel López Obrador y considerando las características de este último, en los días que faltan para llegar a la fecha de sucesión la presidenta electa tendrá que caminará sobre una muy delgada y fina tela evitando evitando romperla pero sobre todos generar diferencias y hasta confrontaciones con su mentor,
AMLO, para recibir la banda presidencial como debe de ser.
La presidenta electa —con mucha sutileza—, envía mensajes, casi en clave morse, dando señales de cómo será su administración, es decir, con nombres que ya circulan en redes sociales señalando a potenciales colaboradores, no obstante el aún busca, de alguna forma, asegurar posiciones y cargos públicos para parientes, amigos y colaboradores.
Incluso, fue el mismo tabasqueño quien dijo recientemente en una de sus conferencias mañaneras que al terminar su mandato sus hijos, si así lo desean, podrán incursionar en la política —no sin antes aclarar algunas acusaciones y señalamientos— y de paso dejó entrever que en caso de que Sheinbaum lo requiera “acudiría con gusto, porque es su presidente”.
No hay duda, y lo digo una vez más, entre Claudia Sheinbaum y López Obrador hay una muy estrecha afinidad que pareciera indestructible, pero la diferencia está en que se trata de dos personas con formaciones y visiones del mundo diferentes. Sheinbaum Pardo posee sólidas formación y convicciones ideológicas de izquierda, y es prácticamente auténtica en este tema a diferencia de centenares de políticos que se pegaron como rémoras toda vez que dejaron vacías las arcas de sus partidos buscando sobrevivir a costa de la científica egresada de la UNAM —hoy presidenta electa—, y con posgrados en el extranjero.
Toda la trayectoria política de Sheinbaum es de izquierda, a diferencia de AMLO y de miles de “grillos” que abandonaron sus partidos en decadencia de una manera tan ridícula como cámbiese de ropa interior.
Con lo anterior quiero decir que la presidenta electa es leal así misma y sobre todo a sus ideas y convicciones y esto ya es un avance; un cambio.
En estos días, como ya pasó el tema electoral y los recursos económicos destinados para la propaganda, medios de comunicación —especialmente los que presumen influencia nacional— y que tienen que seguir vendiendo, agarraron el tema de la devaluación del peso olvidando que cuando llegó el peje a palacio la moneda mexicana rondaba en más de 20 pesos dólar.
Este martes, AMLO recibió en las mismísimas puerta de su mansión (palacio nacional) a Sheinbaum plantándole un beso que pareció un tanto innecesario,
pero bueno, creo que al mandatario le ganó la euforia por el arrollador éxito de su delfín que logró más votos que el propio López Obrador. Comieron y seguro intercambiaron conceptos que después Claudia salió a dar la cara ante decenas de periodistas en el mismo estrado que utiliza el López.
Aquí la pregunta que me hago es: “AMLO presiona a Sheinbaum por algún interés particular o motivo?. ¿Dejará la señora Sheinbaum gobernar? Ser ella misma. Tomar sus propias decisiones.
Presiento hay un estira y encoge entre quien se va y quien viene. Es normal, así ha sido siempre, ¿o usted no lo sabía? ¿o no se daba cuenta?. Recuerde como gobernó el PRI sólo 70 años y ahora nos asusta que Morena lo haga en dos sexenios consecutivos.
¿No Vicente Fox le entregó el poder a Felipe Calderón? (ambos del PAN) y hoy sin tener certeza alguna —salvo opiniones— ya muchos adelantan habrá una dictadura, algo que creo es propagado que responde a los intereses de quienes invirtieron dinero y perdieron apostándole a la candidata hidalguense.
Yo propongo: que la señora diga quienes serán sus colaboradores y en qué área se aplicarán y esperar a ver de qué está hecha la nueva mandataria porque gobernar la Ciudad de México no es lo mismo que gobernar todo el país.
Por qué mejor la oposición no analiza lo que les pasó. Muchos dicen que los dirigentes panista, priista y perredista la dejaron sola para atender su futuro en el sistema. Dicen que arroparon a Xóchitl pero no precisaron que sería con el fin de lograr sus diputaciones y sus senadurías y valiéndoles madre lo demás.
