Por Manuel Triay Peniche
La Comisión Anticorrupción del Partido Acción Nacional declaró improcedentes las denuncias contra el presidente del Comité Directivo Estatal, Raúl Paz Alonzo y otros funcionarios de ese instituto político, la mayoría alcaldes, por su presunta participación en “moches” con diversas obras de varios municipios yucatecos.
El diccionario de la Real Academia Española tiene las siguientes dos acepciones de la palabra improcedente: “No conforme a derecho” e “Inadecuado, extemporáneo”, lo cual no significa, como es fácil de apreciar, que los inculpados no sean responsables de los graves cargos que compañeros suyos les endilgan.
El que las denuncias no sean acordes con el Derecho o sean inadecuadas o fuera de tiempo no los salva del fuego eterno. En otras palabras, es posible que el señor Paz y sus adláteres sí se hayan quedado con los moches en municipios donde gestionaron obras del Ramo 33, pero sus acusadores no cumplieron con las normas requeridas en su acusación.
Una cosa es que la Comisión Anticorrupción diga que los acusadores no cumplieron en tiempo y forma con su denuncia y otra muy diferente que declare inocentes a Paz y a sus socios. Es decir, analizó el documento recibido pero no la denuncia contenida, no hubo investigación del hecho.
Si yo fuera presidente del PAN no estaría celebrando nada, es más, no aceptaría que me digan inocente porque la denuncia en mi contra estuvo fuera de tiempo; al contrario, exigiría yo una investigación a fondo, lo más profunda posible, y de preferencia realizada por gente ajena a mi partido: entonces sí, si se probara mi inocencia, exigiría la reparación del daño y pediría acción penal contra mis acusadores. Así quedaría limpio mi buen nombre.
Pero los políticos no piensan así, y tienen bastante sensible la piel, cualquier señalamiento, el mínimo, los eriza y ofende en lugar de usarlo en su beneficio, corrigiendo si hubiera que corregir, aclarando si hubiera que aclarar, o simplemente recibirlo como una advertencia de algo que se debe cuidar.
Y en el caso de don Raúl y adláteres es necesario que limpien su nombre, que aclaren bien las cosas a sus acusadores y a los yucatecos en general puesto manejan dinero del presupuesto, que trate de limar asperezas sobre todo en estos tiempos electores y ante el exhibidor que son las redes sociales que, ciertas o no, pueden causarles muchos dolores de cabeza e incluso derrotas.
Es necesario que se cuide y cuide a los suyos; el mayor daño es el fuego amigo, el pleito interno, como el del presidente del comité municipal panista Jesús Pérez Ballote y el ex alcalde Renán Barrera Concha que se dan hasta con la cubeta en redes sociales, vaya usted a saber si son ellos personalmente, pero los dimes y diretes ahí están.
Por cierto y para concluir,
sospecho que nunca sabremos si don Raúl y sus coacusados se quedaron o no con los “moches” señalados
, como imagino que no sabremos si Pérez Ballote tuvo que ver o no con las calles que sufrieron de “acidez”.