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Siempre lo mejor para los que vienen

Carlos Capetillo Campos
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Reflexiones en voz alta, por: Carlos Capetillo Campos.

carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillocampos

Me llegó un mensaje que me causó mucha
reflexión.

Dice: que, en el Auditorio de una
Universidad lleno de jóvenes, a excepción de una persona de edad avanzada,
hacía uso de la palabra un joven engreído, que decía dirigiendo sus ademanes y
su mirada al señor mayor ante las carcajadas de los demás: nosotros llegamos a
la Luna, tenemos cohetes teledirigidos, televisión a colores, horno microondas,
teléfonos celulares donde podemos ver programas visuales, internet. ¿Y ustedes
que tenían? ¿En que se distraían? Todo esto ante las carcajadas de todos los
jóvenes allí congregados.

El señor de edad se puso de pie, se
abotonó el saco y con voz clara dijo: efectivamente, no teníamos nada de lo que
tú mencionas, POR ESO LOS INVENTAMOS, PARA QUE USTEDES LO DISFRUTARAN. ¿Y
ustedes que han inventado?

El auditorio primero quedó en silencio y
luego estalló en aplausos para el señor de edad que había dicho una gran
verdad.

Y los jóvenes de hoy entregarán mejores
cuentas en todos los aspectos a los jóvenes de mañana y seguramente exigirán el
mismo respeto que hoy otorgan a los jóvenes de ayer.

Soy creyente que los yucatecos de hoy son
mejores que los de ayer, pero hay algunos aspectos que seguramente hay que
ajustar.

Por ejemplo, que ha pasado que han
aumentado temas muy delicados que agreden al ser humano, como el tema de la
diabetes, la obesidad, la delincuencia, las adicciones a las drogas y al
alcoholismo y que por favor no lo justifiquen con la muy simple explicación de
que obedece al aumento de la población; hay países con una mayor población y no
han aumentado sus males en este campo.

Hay explicaciones, como, por ejemplo, en
el ayer, los niños estudiaban la primaria y la secundaria en la escuela más
cercana a sus hogares. Entraban a clases a las 7 pero a las 6, aprovechando que
el sol en Yucatán sale antes, llegábamos a jugar béisbol, muchas veces con
pelotas de hilo y bates no siempre formales, pero jugábamos intensamente y no
había gordos ni diabéticos como concepto general. Desde luego había como
excepción.

Ya en la secundaria el béisbol y el basquetbol
y el volibol ocupaban nuestro recreo y la distancia entre la escuela y el hogar
la cubríamos muchas veces caminando, a veces porque no había para el camión
porque lo perdíamos jugando los helados con “El Negro” que hacía el mejor
helado de coco de la ciudad y otras veces porque en el trayecto nos divertíamos
los que vivíamos como vecinos y estudiábamos en la misma escuela.

Por cierto, todos los niveles escolares
empezaban el curso el 2 de septiembre y terminaban el 30 de junio y todas las
familias preparaban sus vacaciones sin ninguna complicación.

Los que trabajamos en las vacaciones ya
sea como mecanógrafos en edad más joven o en la coca cola ya en la secundaria,
podíamos programarlo y el primer sábado de septiembre con lo ahorrado
comprábamos lo que mamá decidía en materia de ropa y calzado y nadie sufría por
usar camisetas Wabi y calzones hechos con sacos de purina y botas de Hunucmá
con estoperoles que sonaban como caballos cuando caminábamos, pero así no se
gastaba la suela.

Lo que quiero expresar que, si bien el
aumento de edad del ser humano es una muestra del éxito de los médicos e
investigadores en el campo de la salud, también debemos de reconocer que lo que
funcionó mejor en el pasado no debe desecharse, si bien debe de fortalecerse,
adecuarse, ajustar la tecnología actual al método y sistema de lo que refleja
éxito. Cambiar por cambiar solo para justificar el hacer algo, solo conduce a
peores escenarios.

Una noticia que refleja esto, es la
continuidad en el campo de la seguridad pública, que tiene el aplauso de la
sociedad y esto ha hecho que tanto como los que la dirigen con éxito, como el
sistema, seguirán garantizando la seguridad de Yucatán y los yucatecos, pero se
fortalecerá con más y mejor equipo y personal. Esto lo llamo “El Sentido Común”.

Y debo señalar el eficiente y rápido
servicio del cuerpo de Bomberos, que a un llamado que hicimos, acudió a nuestro
hogar para controlar dos avisperos que rompían la tranquilidad hogareña.

Nuestra felicitación a este fenomenal
equipo de protectores de bienes y personas, con sus participaciones en apagar
incendios de casas y vehículos, usando las quijadas de vida para rescatar
personas atrapadas y muchas cosas más.

Te saludo cordialmente.

Carlos Capetillo Campos
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