La Revista

Somos fuertes…

Cristina Padin
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… decidieron que iban a llamarle simplemente El Monstruo. Entre todos los nombres que se les habían ido ocurriendo aquel era el que sin duda mejor resumía lo que aquello era. Era tan cruel, tan enfermedad, tan fea… llegaba casi sin avisar, y de repente estaba allí. Y a un día de paseo a caballo le añadía un cansancio muy grande, y a una tarde de helados le sumaba las náuseas… y llegaban las agujas… el cabello…

Uff… El Monstruo era terrorífico!

Seis eran seis. En julio muchos habían recibido el alta. Otros… Y muchos estaban en la playa o en el campo, disfrutando las vacaciones, ajenos al hacer del Monstruo, que ya les había avistado, ya les había escogido. Se sabía tan poco de él! Allí eran seis. Curiosamente tres chicas y tres chicos, y de edades similares, la pequeña tenía once, pero era muy madura, el mayor quince. Se llevaban fenomenal…

A menudo cantaban Somos fuertes, la letra la habían creado ellos… uno de ellos era gran aficionado taurino y poseía muy buena voz..

Cuando los caprichos del Monstruo lo permitían se juntaban todos. Subían al jardín del último piso del hospital y se imaginaban cosas. En lugar de los tejados de una ciudad en verano soñaban que veían sombrillas, estaban en la playa de su niñez, o unas ruinas romanas, andaban de viaje cultural. Otras veces inventaban e interpretaban pequeñas obras de teatro. O cantaban canciones…

Aquella mañana afortunadamente estaban los seis bien. Por la tarde, era domingo, les habían dicho que habría una merienda especial. Se le ocurriò a uno, o a tres, o a todos, jamás lo tuvieron claro… Pero era bonito! Con la ayuda de su enfermera favorita en un rincòn apartado y grande de una sala que solo usaban ellos decoraron una de las paredes. La llamaron El espacio de Las conquistas…

Pintaron nubes de color azul claro, flores de esas hermosas que florecen en primavera… olas del mar, sandalias.. pintalabios.. corazones rojos… allí además escribirían versos, canciones… Y, lo más importante, cada vez que le ganaran algo a El Monstruo lo iban a apuntar allí. Como un terreno conquistado al enemigo! A los seis les pareciò una idea muy hermosa!

Pasaron varios días y llegò otro domingo… el mural estaba precioso! Una chica había anotado que había logrado perder el miedo a las agujas. Un niño escribiò que le empezaba a crecer el cabello! Otra de las niñas que sí habría donante para ella! El mayor y la mayor de los seis apuntaron mano a mano que se habían dado el primer beso. Nacía el amor! Ni El Monstruo podía destrozar algo tan puro…

Aquel domingo estaban felices! A uno le dolía mucho la rodilla pero prefiriò olvidarlo. Fueron a misa, estaba un día muy soleado, el sacerdote era siempre alegre y les regalaba mucha paz. Una de las enfermeras estaba triste, con ojos húmedos… Miraba el mural y repetía “y si mañana… y si en un mes…” La que era la favorita del grupo le dijo “hoy están aquí, hoy es alegría, disfrutemos el regalo de hoy..”

Y se marcharon juntas a la capilla. Los chicos ya estaban allí…

Dedicado a Miguel y a todos los niños que luchan contra el monstruo de la leucemia
Dedicado a mi querido Luis, con mil besos
Y a cada persona fuerte

Cristina Padin
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