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Spinning Out

David Moreno
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En la pantalla, por: David Moreno.

El cine y la televisión siempre han representado al patinaje artístico con una gran dosis de melodrama. Dos de los mejores ejemplos son la clásica Ice Castles de 1978 y la muy divertida The Cutting Edge de 1992. En ambos filmes a la disciplina deportiva se le contextualiza en ambiente sumamente competitivo, despiadado y en el que los protagonistas deben luchar y al mismo tiempo recurrir a sus sentimientos personales para poder destacar ante la férrea competencia.

En este mismo tenor, Netflix lanzó una serie que toma elementos de los filmes mencionados anteriormente para representar de nueva cuenta al patinaje artístico como un deporte de élite en el cual los competidores y sus familias están dispuestos a llegar hasta los extremos para poder subirse a un podio o lograr el tan ansiado sueño olímpico, pero presenta un asunto que hará que el patinaje artístico pase solamente as ser un pretexto para abordar temáticas más serias. Así la serie presenta a Kat Baker (la talentosa Kaya Scodelario) una patinadora que sufre una caída que no solamente la aleja de las competencias sino que le genera secuelas de carácter psicológico que le impiden retomar de manera exitosa su carrera como patinadora. La oportunidad se le presentará cuando la entrenadora rusa Dasha Fedorova (Svetlana Efremova) la ofrece la posibilidad de formar pareja con el complicado pero dotado patinador Justin Davis (Evan Roderick) y así no solamente retomar su carrera sino también el sueño de convertirse en patinadora olímpica. Kat enfrentará no solamente la complejidad de pasar del patinaje en solitario al de parejas, sino también tiene que lidiar con una difícil situación familiar en la que la relación con su madre Carol (January Jones) y su hermana Serena (Willow Shields) está marcada por el trastorno bipolar que sufren tanto Carol como la propia Kat. 

La serie explorará las relaciones entre los protagonistas a partir de los estigmas que trae consigo un trastorno como la bipolaridad y las consecuencias que produce no solamente en quien lo padece sino en todos aquellos que le rodean. En ese sentido es refrescante que un programa televisivo aproveche al melodrama y las pasiones que éste genera en el público, para poner sobre la mesa un asunto mucho más trascendente que los tradicionales sufrimientos románticos propios del género. Los estigmas que siguen generando en la sociedad las enfermedades de orden mental, son presentados en un principio como un subtexto del programa, pero conforme los capítulos van avanzando el tema se va a convertir en el hilo conductor de Spinning Out. Y es que en un ambiente tan competitivo y en el que las apariencias juegan un papel tan importante, el ocultar su trastorno se convierte en una obsesión para Kat, más cuando carga sobre sus hombros a un pasado marcado por una madre que no solamente le ha heredado la bipolaridad sino también una serie de consecuencias producidas por la renuencia a tomar la medicación que le permite mantener al trastorno bajo control. El miedo a que su padecimiento sea descubierto provoca que Kat ponga en riesgo no solamente a su carrera como patinadora sino su capacidad de mantener relaciones saludables con su pareja, sus amigas y sus compañeros de trabajo. 

Es complicado encontrar en este momento una serie que aborde el tema de los trastornos mentales como lo hace Spinning Out. No se trata, evidentemente, de un profundo tratado sobre los mismos pero sí es interesante como muestra la poca comprensión que se tiene con la gente que los padece y al mismo tiempo el temor que los pacientes sienten al rechazo, a ser marcados por una sociedad que no hace el mínimo intento por entender lo que tienen que pasar quienes cargan consigo a un trastorno como la bipolaridad sobre los hombros. El patinaje, su descarnada competencia y su mundillo en el que las apariencias son lo más importante, resultan en el escenario ideal para abordar todas las presiones descritas anteriormente, todos los prejuicios que se pueden tener para con quien padece un trastorno de orden mental. Lamentablemente Netflix decidió cancelar la serie tras una sola temporada, por lo que muchos espectadores se quedarán con muchas dudas. Hubiera sido interesante saber si Kat lograba vencer a su trastorno y a todos aquellos que le colgaron estigmas a partir del mismo y si llegaba a cumplir con su sueño olímpico o si la guillotina del prejuicio se hubiera dejado caer sobre su carrera cortando de un solo tajo a todos sus aspiraciones. Nos quedaremos sin embargo con el recuerdo de una serie que aprovechó al melodrama para insertar, y de manera muy seria, un tema del cual todavía sigue siendo muy difícil de hablar: el de los trastornos mentales. 

David Moreno
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