Entretenimiento, por: David Moreno
El gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha presentado ante el Congreso de la Unión el Paquete Económico para el año 2020. En él por primera vez se contempla que las plataformas que venden contenidos a través de internet se incorporen a la base contribuyente que sostiene a la economía nacional. La Secretaría de Hacienda está proponiendo aplicar el IVA a los servicios digitales cuyo consumo final se realice en hogares o se utilicen de manera individual. Ello incluye a las descargas de series, películas, música, texto o incluso ambientes de juego de video. Se trata de un tema polémico porque ello implicaría un aumento en el precio de estos servicios el cual sería absorbido no por las empresas sino por los consumidores. Para que se tenga una mejor idea, la revista Forbes hizo un cálculo de cuanto subirían algunos de los paquetes que hoy ofrecen estas compañías poniendo como ejemplo al plan básico de Netflix que subiría de 129 a 146.16 pesos mientras que el plan individual de Spotify aumentaría de 99 a 114 pesos.
La idea del gobierno federal de ampliar la base de contribuyentes es sin duda loable, pero en el caso de las plataformas de contenido digital el asunto no es tan sencillo. El mismo Secretario de Hacienda Arturo Herrera, reconoce la complejidad de gravar a empresas como Netflix o Amazon Prime pues al tratarse de entidades cuyas fronteras nacionales son prácticamente nulas, no queda claro en dónde y cómo se les debe aplicar un impuesto por lo que todo parece apuntar a que el gravamen debe cobrarse en donde se esté realizando la transacción comercial, es decir en el punto final en donde se descargue el contenido por lo que quienes estarían asumiendo los costos reales de tales cargas fiscales serían los consumidores. Es decir, se trata finalmente de un impuesto que si bien no es nuevo – el IVA, tal y como lo padecemos, lleva ya varias décadas aplicándose en bienes y servicios – en términos reales esta nueva implementación sí resultará en un gasto extra para todos aquellos suscriptores a cualquiera de las plataformas de contenido digital.
¿Debemos entonces entrar en un ataque de pánico y sufrir por el hecho de que de cancelar alguna de nuestras suscripciones a los servicios de streaming audiovisual? No tan rápido. Si bien es cierto que muchos tendremos que plantearnos esa disyuntiva, la realidad es que las empresas tampoco estarán dispuestas a perder suscriptores – y por lo tanto ingresos – sobre todo ante la enorme batalla que está por librarse entre las compañías productoras y distribuidoras de contenidos. El próximo primero de noviembre el mundo verá el nacimiento de Apple TV Plus, que entre sus novedades trae el llamado “Family Sharing” en el que hasta 6 miembros de una familia podrán mirar al mismo tiempo una amplia y aparentemente revolucionaria cantidad de producciones con un precio que oscilaría entre los 140 pesos al mes. También se espera que a principios de 2020 llegue a México Disney+ que no solamente incluirá toda la producción de Disney, Pixar, Star Wars y Marvel, sino que además traerá consigo contenido de ESPN y Hulu. El costo aproximado que se prevé es de 130 pesos mensuales. Por lo anterior es de esperarse que los servicios ya establecidos desplieguen una gran ofensiva para no perder a sus suscriptores ante la brutal competencia y por lo tanto no solamente no aumentarían sus precios, sino que es posible considerar que ofrecerán paquetes más atractivos para no perder terreno ante los nuevos jugadores que están por saltar a la cancha.
Por lo tanto, ante el crecimiento del mercado es perfectamente entendible la visión del gobierno mexicano para aprovechar lo que administraciones anteriores dejaron pasar y aplicar cargas fiscales a estos servicios. Lo que está por verse es si la medida traerá los beneficios que las autoridades hacendarias esperan (se habla de unos 4 mil millones de pesos) y sobre todo si lo anterior no implica que sean las compañías internacionales las que terminen por asentar su dominio en el mercado ante la imposibilidad que tendrán plataformas como Blim o Claro Video para hacer frente a la avalancha que se les viene encima. En un gobierno con profundos tintes nacionalistas las modificaciones a la Ley del Impuesto al Valor Agregado podría significar el fin de la poca y pobre industria nacional de distribución de contenidos audiovisuales a través de internet. Una paradoja más de la llamada Cuarta Transformación.