En la pantalla, por: David Moreno.
El domingo 26 de Enero el mundo del deporte era sacudido por una
devastadora noticia: Kobe Bryant había perecido en un accidente aéreo. En la
tragedia murieron también otras 8 personas incluida la joven hija del ex
basquetbolista Gianna de tan solo 13 años de edad. Como aficionado al
basquetbol admiré lo hecho por Kobe tanto dentro como fuera de la cancha por lo
que lamenté profundamente su muerte. Ese mismo domingo escribí un pequeño
homenaje a Kobe en el cual traté de reflejar el sentimiento de pérdida que me
embargaba y que era compartido en esa fatídica noche por millones de personas
alrededor del mundo (pueden leer el artículo en Soma: Arte y Cultura http://yucatancultura.com)
Con el paso de los días los homenajes se han reproducido en prácticamente
todos los medios de comunicación del mundo, en múltiples escenarios deportivos
e incluso en ceremonias como la de los Grammy en la cual Alicia Keys dedicó una
sentida y sincera interpretación en memoria del ex jugador de los Lakers. En
todos ellos se hablaba de la gran carrera del hombre, pero sobre todo de su
figura como esposo, padre y ejemplo de muchos para los que su figura representó
mucho más que la de un simple jugador de baloncesto. Pero al mismo tiempo
comenzaron a surgir otras voces que resucitaron un hecho acontecido en la vida
de la estrella del baloncesto: la acusación de violación que en 2003 una empleada
de un hotel de Denver Colorado presentó en su contra. Un caso que en su momento
tuvo gran repercusión y que le costó a Bryant no solamente el retiro de sus
patrocinadores, sino también un millonario arreglo monetario con la presunta
víctima para evitar que la acusación llegara a los tribunales. Al final todos
los cargos en su contra fueron retirados. Después de su crucifixión mediática y
social, Bryant retomó el camino y se convirtió en un modelo intachable de
conducta lo que le valió no solamente el regreso de las marcas patrocinadoras a
su carrera sino un renacer como jugador que lo encumbró aún más en la NBA al
mismo tiempo que su vida personal y familiar reverdeció de manera importante.
En realidad el caso estaba prácticamente olvidado. Incluso cuando Kobe se
retiró en 2016 o cuando se hizo de un Óscar un par de años después, nadie hizo
eco del incidente. Parecía un hecho enterrado por su familia pero sobre todo por
la opinión pública, especialmente la norteamericana, ante la cual
indudablemente el jugador se había reivindicado. No deja de llamar la atención
que justo ahora con su trágica muerte y cuando el mundo entero lamenta su
partida es cuando el tema es recordado. Asumo que muchos sienten la necesidad
de hacerlo porque, por alguna razón, para ellos es importante bajar al ídolo
del podio en el que ha sido colocado por las circunstancias que propiciaron su
muerte. Pero también pienso que hay personas que de manera genuina y con mucha
honestidad han traído el tema a la discusión pública con el objetivo de dibujar
un perfil mucho más amplio de quien ha partido, particularmente en estos
tiempos en los que afortunadamente muchos casos similares han salido a la luz
exponiendo un tema innegable y lacerante: el abuso sexual en contra de las
mujeres es una constante que se ha escondido de manera sistemática lo que ha
contribuido a que el aberrante hecho se siga repitiendo en todos los niveles económicos
y sociales de todo el orbe.
A unos días de la muerte de Kobe Bryant, muchos seguimos incrédulos y
sumamente tristes con tal hecho. Pero pasada esa primera y triste impresión,
creo que también es importante mirar al personaje con todos los claroscuros
que, como todo ser humano, indudablemente tuvo. Lo complicado es hacerlo sin
que las posiciones ideológicas nublen a la razón y al sentido común o sin que
la admiración por lo que hizo como jugador también contribuya a negar lo que
puede ser evidente. Tenemos que hablar de Kobe, del hombre, de la figura
pública, del padre ejemplar que fue para sus hijas, del enorme atleta y del tipo
que en algún momento fue acusado por abusar sexualmente de una mujer que no
tenía el poder ni la influencia que él ya ostentaba. A unos días de su muerte
creo que el mejor homenaje que podemos hacerle es el de completar su biografía
con todos los acontecimientos que hicieron de Kobe Bryant el hombre que fue y
ello incluye también a todas las faltas que cometió tanto dentro como fuera de
la duela, porque de otro modo el perfil sería incompleto y ello sí sería una
verdadera afrenta a su memoria.
