El 28 de marzo de 2025, un terremoto de magnitud 7.7 sacudió la región de Sagaing en Myanmar, con epicentro cerca de la ciudad de Mandalay. Este sismo ha sido el más fuerte registrado en el país desde 1912, causando una devastación significativa en varias áreas.
Impacto en Myanmar
Las autoridades han reportado más de 2,000 fallecidos y alrededor de 4,000 heridos. Además, aproximadamente 270 personas se encuentran desaparecidas. Entre las víctimas mortales se incluyen ciudadanos de Francia y China. El terremoto también provocó el colapso de infraestructuras críticas, como la torre de control del aeropuerto de Naipyidó, paralizando sus operaciones.
Afectaciones en Tailandia
El sismo también se sintió en países vecinos. En Bangkok, Tailandia, al menos 13 personas murieron tras el derrumbe de un edificio en construcción, y 74 están desaparecidas bajo los escombros. Los equipos de rescate trabajan contrarreloj para localizar a los sobrevivientes.
Respuesta Internacional
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado casi tres toneladas de suministros médicos a Myanmar y ha solicitado ayuda financiera adicional para los esfuerzos de socorro. Países como China e India han comprometido asistencia, desplegando equipos de rescate y suministros médicos para apoyar a los afectados. La Unión Europea también ha anunciado ayuda financiera.
Desafíos en las Operaciones de Rescate
Las labores de búsqueda y rescate enfrentan dificultades debido a las réplicas constantes y las condiciones adversas, como altas temperaturas y la proximidad de la temporada de monzones. La situación se complica aún más por el conflicto interno en Myanmar, que ha llevado a informes de bombardeos en zonas afectadas por el terremoto.
Llamado a la Solidaridad Internacional
La magnitud de la catástrofe ha llevado a las autoridades y organizaciones internacionales a solicitar urgentemente asistencia humanitaria. Se requiere apoyo en forma de suministros médicos, equipos de rescate y fondos para atender a las víctimas y reconstruir las áreas devastadas. La comunidad internacional está respondiendo, pero la escala del desastre demanda una colaboración continua y coordinada.