En la pantalla, por: David Moreno.
Mitch Kessler y Alex Levy
formaban la más prestigiosa dupla periodística de la televisión matutina
norteamericana. La química entre ellos era notable y era complicado imginar al
popular “Morning Show” sin él y ella al frente del mismo. Pero de pronto una
bomba estalló sobre el programa: Kessler fue acusado de acoso sexual por una ex
empleada del programa y a raíz de esa denuncia llegaron otras y el laureado presentador
tuvo que abandonar el noticiero. A partir de ese momento a Alex Levy el mundo
se le vino encima. Con problemas en el rating, con la renegociación de su
contrato sobre la mesa y sin su compañero por 15 años para cobijarla, la
experimentada periodista se vio en una encrucijada que la podía llevar a perder
toda una carrera. La única manera de salvarla vino con la aparición de Bradley
Jackson, una reportera de un pequeño canal de televisión cuya carrera nunca ha
podido despegar por una razón: la sinceridad con la que Bradley hace su trabajo.
Un video viral las reúne de manera casi accidental y es cuando Levy ve la
oportunidad de tomar la sartén por el mango y chantajear a la cadena para
conseguir un arreglo laboral a su favor y en un acto público nombra a Jackson
como su nueva co-conductora.
Lo anterior forma la parte
esencial de la premisa de The Morning Show, una de las cartas más fuertes de
presentación de Apple TV+. Un programa que puede definirse como la primera
reflexión hollywoodense posterior a la aparición del movimiento “Me Too”. La
serie explora sin tapujo alguno las consecuencias que para la industria del
entretenimiento han tenido las denuncias de mujeres en contra de hombres que,
haciendo uso de sus posiciones de poder, acosaron y abusaron de compañeras de
trabajo y empleadas de las cadenas o estudios a los que pertenecían. Hombres en
apariencia intachables pero que formaban parte de un intrincado entramado que
no solamente propiciaba este tipo de conductas sino que las solapaba e incluso
las fomentaba. En The Morning Show esa sofisticada red de complicidades –
algunas voluntarias otras propiciadas por las circunstancias o por el miedo –
es desenmarañada con una narrativa audaz y que con mucha honestidad aborda el
problema desde varias perspectivas.
El público va descubriendo junto
a la recién llegada Bradley Jackson una cadena de revelaciones propias de un
mundo en el que supuestamente debe prevalecer la búsqueda de la verdad, pero
que está sujeto a una serie de intereses que poco o nada tienen que ver con la
gran máxima del periodismo. La serie aborda el despertar a una nueva era en la
información: la de redes sociales y videos virales que provocan reacciones
rápidas, instantáneas y que destruyen o construyen carreras y reputaciones con
asombrosa velocidad y sin que nadie cuestione la veracidad de la información
que corre por la red como un virus. Es también una introspección sobre los
métodos que están utilizando los grandes medios para adaptarse a una circunstancia
que parece haberlos tomado por sorpresa e igual es una interesante reflexión
sobre el papel que están jugando hombres y mujeres en una industria que ha sido
sacudida por el movimiento Me Too y cuyas reglas – escritas y no escritas –
están cambiando y generando nuevas actitudes, comportamientos y en general una
transformación en relaciones de trabajo dentro de los medios de comunicación
masiva.
Una serie con una temática tan
fuerte necesitaba de grandes nombres para generar personajes creíbles y
fuertes. Por ello los productores se han decantado por dos de las actrices más
poderosas y reconocidas en Hollywood para protagonizarla: Jennifer Aniston y
Reese Whiterspoon. Anniston es la encargada de dar vida a Alex Levy, una mujer
que tiene que – quizá como lo ha hecho la propia actriz – tiene que replantearse
toda su carrera a partir del cisma provocado por la forzosa salida de Kessler y
enfrentar circunstancias poco esperadas para alguien que se supone ha alcanzado
el éxito. Whiterspoon interpretará al reverso de la moneda: alguien que nunca
pudo volar más alto porque su propia libertad se lo impidió. Completan el
reparto un soberbio Steve Carrell como el ídolo caído, Billy Crudup, Mark
Duplass, Karen Pitman y Néstor Carbonell entre otros.
The
Morning Show eleva la barra de Apple TV+ a altísimos estándares para la
debutante plataforma de Streaming. Es una serie que refleja un momento tal vez
coyuntural pero que esconde constantes vergonzosas que han salido a luz
cambiando no solamente a la industria sino a las vidas de todos aquellos que la
conforman. Un programa imperdible y que ahonda, con mucha inteligencia y
valentía, en el debate sobre los tiempos que nos están tocando vivir.
Todo
un logro.