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Títeres y titeradas universitarias… Dicen que será pan con lo mismo

Ismael Méndez Camargo
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Por: Ismael Méndez Camargo.

Inicia un nuevo año en el calendario dos mil veintitrés, y de la misma forma comienza un período en la dirigencia de la Universidad Autónoma de Yucatán, con la toma de posesión del nuevo rector en la persona de Carlos Estrada Pinto y su comitiva, que no estuvo llena de sorpresas, pues varios de los funcionarios que nombró son personas de poca experiencia y poca capacidad, defectos que ya se sabían, pero que fueron premiados por venderse y recibir prebendas para votar a favor del entonces director de desarrollo académico el ingeniero Estrada, que al final de cuentas resultó electo rector de nuestra Alma Mater, ante una serie de irregularidades y ataques para el abogado Renán Solís Sánchez quien era un candidato natural y muy aceptado por la sociedad universitaria, pero que desgraciadamente, no tienen participación en una elección que requería un cambio.

Muchos repitieron cargos importantes, y otros de los premiados como fue el caso de Jorge Carlos Herrera Lizcano, abogado gris, sin experiencia, que fue de los orquestadores para conspirar en contra del abogado Solís Sánchez, a pesar que gracias a éste, tiene tiempo completo como maestro en la facultad de derecho, pero viniendo de una familia de abogados poco bien vista por la comunidad jurídica yucateca, más no se podía esperar, además de que a Herrera Lizcano se le atribuye el oficio que se le envió al rector para desacreditar al director de la facultad de derecho Carlos Macedonio Hernández para que no pudiera votar en la sesión del consejo universitario para elegir nuevo rector, situación que fue fácilmente rebatida con un amparo ante la mala redacción jurídica del escrito, y que presentó la consejera alumna Alejandra Mejía Palma.

Con estos antecedentes, y otros similares, vemos un negro panorama para la universidad, ante los llamados títeres de los tres últimos rectores conocidos como los veterinarios, en las personas de Raúl Godoy, Alfredo Dájer y José Williams. Al ser electo Estrada Pinto, será la tapadera de los malos manejos del antiguo rector, como siempre ha sucedido en las tres elecciones en los últimos veinticuatro años de la vida universitaria. Es Vox Populi que la nueva administración de la UADY, seguirá con la misma tónica de corrupción, derroche de recursos y poco respeto a los derechos de los alumnos y trabajadores que han sido vulnerados con acosos por parte de los mismos rectores, algunos maestros, como los recientes casos de los suscitados en las preparatorias uno y dos de la multicitada universidad y que nunca se activaron los protocolos pertinentes.

Ser un títere en este caso, significa ser manejado por el antecesor rector, para que tape las malas acciones de derroche, abuso de los recursos de la universidad y seguir en manos de los cómplices que ayudaron a Williams en su mala administración, que no solo trajo pérdida económicas para la universidad, sino también un notable retroceso en el crecimiento académico y poco lustre sobre todo en el aniversario de los cien años de la universidad, pues se insistió en la falta de dinero para publicaciones de tan importante suceso. Ante la poca experiencia de los recién nombrados funcionarios, seguramente recibirán órdenes de los dinosaurios que están en finanzas y puestos claves, ya siendo hora que los que nutren de recursos a la universidad, pongan un hasta aquí, pues son los gobiernos federal y estatal quienes aportan la mayor parte de los dineros que ingresan a la UADY.  

Todos le han preguntado al nuevo rector, cuáles serán sus estrategias para cambiar el rumbo de la universidad, y sus respuestas son vagas y poco coherentes, pues este señor nunca presentó un plan de trabajo que lo hiciera apto para el cargo de rector, pero los consejeros corruptos, que recibieron, dinero, teléfonos celulares de última generación, computadores de la marca de la manzanita, promesas de viajes al extranjero, vales de despensas ilimitados y demás, optaron por seguir con la corrupción con sus votos comprados, Oliendo a una maraña de titeradas que seguirá lastimando a los estudiantes y a la institución misma, pues en días recientes el ahora rector se lavó las manos cuando se le reclamó por el nombramiento del nuevo director de odontología, acusado de acoso sexual, y lo primero que dijo … reclamen a otros, yo no lo nombré.

Uno de los temas que se pusieron sobre la mesa al nuevo rector, fue sobre los altos salarios que devengan los funcionarios de más alto nivel, incluyendo el propio, pues resulta insultante que el titular de la universidad gane más de ciento veinte mil pesos, ( Williams llegó a rebasar los doscientos mil pesos ) más vales de despensa, automóvil último modelo, chofer y miles de pesos en todo tipo de viáticos, además de moches y gastos de dudosa justificación con la complicidad de los titulares de finanzas, que luego se vuelven títeres mutuos pues están todos implicados y a ninguno le conviene delatar a otros y viceversa, siendo una especie de mafia, formando la muy conocida titerada, con una maraña de enredos y confabulaciones para seguir sangrando a la universidad. Colofón será pan con lo mismo.  

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