Claroscuro, por: Francisco López Vargas.
Me decían varios internautas usuarios de Facebook y Tweeter que por qué me extrañaban las maletas de dinero que exhibieron el Sr. Caraveo y los colaboradores de Emilio Lozoya o las bolsas de dinero que entregan a Pío López Obrador y el Sr. León, jefe de prensa del gobierno de Chiapas, aunque le pagaran como “asesor” en esos años.
Entregar maletas de dinero se ha vuelto algo común en las campañas electorales, para decirlo rápido y claro. Los partidos, de todos los signos, saben que el tamaño de la miseria del país no soporta los límites puestos por la legislación electoral.
En la elección de 2021 habrá en México 60 millones de pobres, cifra que creció en estos meses de pandemia gracias a la inacción absoluta del gobierno para mitigar la crisis económica y los 20 millones de desempleados y 10 mil empresas que ya no volverán a abrir sus puertas.
Para el presidente López Obrador la crisis sanitaria le vino como anillo al dedo no sólo para justificar la caída que ya traíamos como país por las decisiones equivocadas del presidente sino también por la enorme cantidad de muertos y la crisis de salud provocada por el austericidio autoimpuesto por el gobierno con tal de tener 300 ó 500 mil millones guardados que servirán para comprar electores en 2021. Así de serio el tema.
La realidad es que el dinero en efectivo ha servido a gobiernos y a empresarios para cubrir costos que no les interesa que estén a la vista ni que paguen impuestos y menos tener que dar explicaciones de su uso. Eso lo han hecho todos, me decían.
La fragilidad moral de la sociedad mexicana lleva a todos a condenar el aborto, pero a consentirlo cuando es en su casa, claro discretamente; a darle mordida a la policía porque violamos el reglamento de tránsito y evitarnos la pesadez de pagar multas o hacer fila en la policía.
La corrupción la consentimos cuando nos toca, cuando nos deja algún beneficio a nosotros o a alguien que apreciamos o nos dará beneficio. Tenemos la moral “relajada”. Si nuestro hijo o hija son homosexuales los escondemos, pero si algún otro lo es abiertamente no sólo se le censura, reprime y hasta discrimina. Si es gay y se casa nadie censura el matrimonio porque es lo socialmente correcto y hasta tienen hijos. ¡Vaya descaro!
¿Me extraña? ¡No! Me parece execrable, de doble moral y muy peligroso como quienes son capaces de violar, matar o robar. Empero, en la sociedad mexicana esos “pecados” se consienten si, de nuevo, nos dan beneficio, a alguien que queremos o los comete alguien cercano.
Para eso nos hemos dado leyes, pero decía el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Campeche que la legislación legal es como un chicle: se estira para un lado o para el otro, según convenga.
O como le escuchamos gritar al entonces senador y líder del FUTV en Yucatán, Nerio Torres Ortiz, desde el balcón del palacio de Gobierno en Mérida: mátenlo, que no se escape, ahí va, refiriéndose a Severino Salazar Castellanos que encabezaba una protesta de campesinos. Así los que hacen las leyes…
Hoy, el presidente pretende enjuiciar a los ex presidentes y habla de hacer una consulta, violando lo que dice la Constitución, pero la realidad es que a López le urge nacionalizar las elecciones locales que tendrán disputa el próximo año.
Sabe, está convencido, que si él aparece en esos comicios tiene margen para llevar la delantera.
No tengo varita mágica para ver el futuro, pero la crisis económica nacional apenas empieza y será muy grave cuando la gente empiece a sentir el acoso bancario para cubrir tarjetas, hipotecas y demás préstamos.
La cosa vendrá complicada cuando haya gente exigiendo trabajo y se le sumen los empresarios que ya perdieron sus negocios y se suman ahora a la demanda laboral.
Los temas no serán sencillos cuando hay 60 millones de familias que han perdido a un miembro a consecuencia del fracaso del plan de salud, de la falta de inversión en medidas que podrían haber contenido los contagios.
Las cosas no cambiarán pronto porque los muertos por la violencia del narcotráfico seguirán cayendo ante la absoluta negación oficial para aplicar la ley, para hacer valer la autoridad que les dimos en las urnas y en zonas ya hay que pagar impuestos a los delincuentes, más los que nos exige el gobierno.
Quienes crean que los comicios de 2021 serán muy sencillos, que los planes se cumplirán al pie de la letra, que los candidatos tendrán margen de ganancia tan sólo viendo los números históricos, las equivocaciones estarán a la orden del día.
Los comicios del 2021 no serán similares o iguales a ningún otro. En muchas zonas del país el desencanto nacional pesará y pesará mucho, no sé si logrará ser más efectiva la dádiva oficial, las llamadas “dietas” oficiales sobre una realidad que nadie puede cambiar: no hay dinero, no hay alimentos, no hay ingresos, no hay trabajos, pero si hay austericidio, ese que poco puede medirse qué tanto pesará.
¿Siguen pensado que López Obrador es diferente y es la solución?