Arsenal, por: Francisco Garfias.
Se queja el Presidente de que se trata de manera
grosera a los servidores públicos del gabinete de seguridad. No lo considera
justo. Pobrecitos indefensos que los obligan a sujetarse a la “politiquería”.
El tabasqueño sigue con la vieja idea de que el Ejército es intocable y los
opositores “malos de Malolandia”.
Para nadie es un secreto que los verdes están metidos
de lleno en la política y en los
negocios. En la era López Obrador se realizaron 227 actividades de carácter
civil, algunas muy lucrativas. Ya hasta quieren una línea aérea. Manejan
cuantiosos recursos públicos. Están obligados a rendir cuentas al Congreso, le
guste o no al señor Presidente.
Ese empoderamiento de las FA es correspondido por la
cúpula militar con muestras de que se aleja de una postura de neutralidad y
favorece la 4T. Allí está el discurso del general Luis Cresencio Sandoval,
secretario de la Defensa, en la ceremonia de los Niños Héroes, el pasado 13 de
septiembre.
Ese día llamó a los integrantes de las FA a rechazar
“comentarios tendenciosos generados por intereses y ambiciones” con los que se
pretende incitar la desconfianza en la población. En el debate público estaba
en ese momento la ley para que la Guardia Nacional pasara a control absoluto de
la Sedena.
Eso le trajo una avalancha de críticas al general y un
memorable discurso de Germán Martínez. El senador le recordó que la milicia
también tiene límites y debe respetarlos. “Le ordenaron hacer un aeropuerto, un
tren, usted obedece. Si acaso le ordenan liquidar a un adversario electoral,
¿también lo haría?”, preguntó Germán.
* La senadora del PAN, Lilly Téllez, nos contó lo que
ocurrió al pie de la tribuna, cuando
terminó su intervención en la comparecencia de Rosa Icela. En el turno seguía
la malhablada y malhumorada morenista Lucía Trasviña. “Cuando Trasviña se
abalanzó sobre mis cosas, las tomó de la tribuna y me las dio, me dijo: ‘Toma
para que te laves la cola con esto. Era mi pluma, mi discurso y mi rosario. No
quiso esperar tres segundos a que yo las levantara. Se abalanzó, las tomó y me
las dio”, narró Téllez. Le preguntamos cómo percibió la reacción del general
cuando le dio la lista de los 13 grandes delincuentes que andan libres y hacen
de las suyas sin temor a las FA. “Avergonzado. Le dije: ‘Usted sabe que estoy diciendo
la verdad’. No la recibió. A esos nombres les tienen pavor”, respondió.
* En la comparecencia de la secretaria de Seguridad,
el centro de las críticas fue precisamente el general Sandoval. Tanto el citado
general, como el almirante Rafael Ojeda, permanecieron callados durante toda la
comparecencia. Un acuerdo de última hora, firmado por Morena y aliados, los
eximio de rendir cuentas.
Aun así, los senadores de oposición se dirigían al
secretario de Defensa. “Hicieron bien en dirigirse al titiritero y no al
títere. El que manda es Sandoval y no la secretaria de Seguridad”, dice Jorge
G. Castañeda, en un artículo publicado en la revista Nexos bajo el título Que
se aguanten los militares.
* Ya se viene la reforma electoral. Hay justificados
temores de que el PRI se vuelva a doblar y Morena se salga con la suya de
desaparecer al INE, tal cual lo conocemos, reducir el número de diputados,
votar a los consejeros electorales, eliminar las Oples (autoridades electorales
locales) y construir un tribunal electoral
a modo. Sabemos que las cúpulas parlamentarias del PRI y el PRD en San
Lázaro elaboran un documento en el que aparecen los puntos no negociables para
ambas bancadas: los cinco puntos enunciados en el párrafo anterior.
En la bancada tricolor nos dicen que en esta reforma,
que consideran más importante que la eléctrica, de nada servirán los buenos
oficios que el coordinador Rubén Moreira le ha prestado a su amigo Ignacio
Mier, para sacar adelante sus iniciativas con el respaldo de priistas.
Alito Moreno ya se hartó de ser él quien asuma todo el
costo, mientras que Moreira sale casi indemne. Espera resarcirse en la reforma
electoral.