La tormenta Helene, que azotó el sureste de Estados Unidos, ha causado al menos 119 muertos y dejado un rastro de destrucción a lo largo de 800 kilómetros, según reportes oficiales. La tormenta tocó tierra en la región del Big Bend, Florida, y continuó hacia Carolina del Norte, generando graves inundaciones, deslizamientos de tierra y daños estructurales. Varias localidades permanecen incomunicadas, sin acceso a electricidad y agua potable.
Las autoridades de Georgia informaron que al menos 25 personas han fallecido en ese estado, mientras que equipos de rescate siguen buscando a decenas de desaparecidos, incluidos muchos hispanos, en Tennessee y Carolina del Norte. En la ciudad montañosa de Asheville, los daños son descritos como “sin precedentes”, con vías destruidas y comunidades aisladas. “Es como una escena pos-apocalíptica”, comentó la alcaldesa Esther Manheimer, quien ha pedido paciencia mientras las tareas de reconstrucción avanzan lentamente.
El presidente Joe Biden ha desplegado más de 3,600 efectivos de emergencia y ha prometido apoyo a las zonas afectadas. Sin embargo, la magnitud del desastre y la continuidad de las lluvias complican los esfuerzos de recuperación, que podrían extenderse por semanas.