Toyota anunció una inversión de 912 millones de dólares destinada a fortalecer y expandir la producción de vehículos híbridos en Estados Unidos. La estrategia forma parte de un plan más amplio de la compañía para reforzar su presencia industrial en Norteamérica y responder a la creciente demanda de modelos electrificados, un segmento en el que la marca mantiene una posición dominante.
La inversión se distribuirá entre cinco plantas ubicadas en Virginia Occidental, Kentucky, Misisipi, Tennessee y Misuri. Cada una de ellas tendrá un papel específico dentro del incremento de capacidad. La planta de Buffalo, en Virginia Occidental, recibirá la mayor asignación, con 453 millones de dólares destinados a incrementar la producción de motores de cuatro cilindros para sistemas híbridos y de transejes de sexta generación. Este complejo también añadirá alrededor de 80 nuevos empleos especializados.
En Kentucky, donde Toyota opera su planta más grande del mundo, se invertirán 204.4 millones de dólares para instalar una nueva línea de mecanizado que permitirá fabricar motores híbridos de cuatro cilindros con una capacidad anual estimada de hasta 700 mil unidades. Este movimiento busca asegurar el suministro local de trenes motrices ante el crecimiento acelerado de los híbridos en el mercado estadounidense.
La planta de Blue Springs, en Misisipi, también recibirá una inversión significativa, con 125 millones de dólares que permitirán incorporar por primera vez la producción del Toyota Corolla híbrido-eléctrico en Estados Unidos. Esto no solo incrementará la disponibilidad del modelo en la región, sino que reducirá la dependencia de importaciones para su comercialización.
En paralelo, la planta de Jackson, Tennessee, será reforzada con 71.4 millones de dólares, destinados a la fabricación de culatas y otros componentes clave. La instalación de Troy, en Misuri, recibirá 57.1 millones de dólares para ampliar la producción de bloques de motor y piezas fundamentales para los sistemas híbridos. Con estas mejoras, Toyota busca un ecosistema más integrado que permita acelerar su ritmo de electrificación y mejorar la eficiencia logística.
La decisión de invertir en estas instalaciones responde a un contexto en el que las ventas de vehículos híbridos y eléctricos han crecido más rápido de lo previsto. Actualmente, cerca de la mitad de las ventas de Toyota en Estados Unidos corresponden a modelos electrificados, una proporción que duplica el promedio de la industria. La empresa señala que fortalecer su producción local también es una respuesta estratégica ante los cambios en las políticas comerciales entre Estados Unidos y Japón, las cuales han impulsado a los fabricantes a reducir su dependencia de importación de componentes.
Aunque la inversión se centra exclusivamente en plantas estadounidenses, su impacto será relevante para toda la región de Norteamérica. Un mayor volumen de producción local de motores híbridos y componentes puede influir en la disponibilidad de modelos para mercados como México y Canadá, así como en el equilibrio de la cadena de suministro en el territorio.
Con esta inyección de capital, Toyota reafirma su compromiso con la transición hacia vehículos más eficientes y de menor impacto ambiental. La estrategia consolida la posición de la compañía como líder global en tecnología híbrida y refuerza su infraestructura industrial para sostener un crecimiento que, según las proyecciones, continuará acelerándose en los próximos años.


