Claroscuro, por: Francisco López Vargas.
Han parado las precampañas de los partidos políticos en Campeche y empieza una tregua para que el 29 de marzo inicien formalmente las campañas que terminarán el dos de junio para concluir con la elección del domingo 6 de junio.
Vaya que la elección de candidatos ha sido de contrastes. En el PRI pareciera que todo salió conforme al plan y lo mismo con sus aliados PAN y PRD que, hasta hoy, han sido no sólo cuidadosos sino que lograron una alianza que hasta hoy no ha provocado, al menos en público y en eventos.
El show ha sido todo de Morena y el PT que vaya que su alianza ha generado no sólo encono y división sino también expulsiones de facto y segregaciones de personajes que se veían como seguros candidatos no sólo porque habían ganado en la elección anterior sino porque habían hecho su trabajo durante dos años para lograr la postulación.
La primera sorpresa fue para ellos: pocos fueron considerados y no en las posiciones que esperaban. Para su mayor desencanto, los recién llegados, en su mayoría priistas, no sólo se llevaron las postulaciones y las candidaturas sino que hasta la dirigencia se encuentra impugnada y los miembros sometidos a un juzgado que pareciera se encargará de sacarlos del camino de la que hoy es su candidata.
Layda Sansores es, de nuevo, la candidata y siete partidos después sigue buscando la gubernatura de un estado en el que no vive, en el que no radica y que visita sólo de vacaciones y en periodo electoral aunque hace tres años no lo hizo porque fue candidata de Morena a la alcaldía de Álvaro Obregón, esa que hoy, se publica en El Universal, está en riesgo de perder su partido gracias a la desastrosa administración que encabezó y que no sólo la convirtieron en la primera demarcación con contagios e infección de Coronavirus sino que hoy se disputan dos facciones del narcotráfico.
Es como si Layda no entendiera que Morena no es de su propiedad o como si los militantes no se dieran cuenta de que ella es la propietaria de la franquicia. Los que trabajaron, hicieron la labor de caminar y adoctrinar seguidores, de conseguir militantes y simpatizantes, de hacer gestión social e invertir en resolver los problemas de la gente desplazados por quienes la candidata considera “confiables” para ella y su grupo, para ella y sus operadores.
Poco o nada importó que esa labor los hiciera la primera fila de conocimiento, de agradecimiento y de contacto con la gente. Hoy, los candidatos serán quienes llegaron de la mano de Raúl Pozos, de Renato Sales, de otros distinguidos que militaban en otros partidos y ahora se han convertido en gente que apoya a la candidata.
¿Cómo se les explica a los que ya estaban, a los que llegaron primero, que su chamba política será usufructuada por otro?, ¿qué su aspiración natural debe dejarse de lado para entregársela a quienes acaban de llegar?
Pareciera la fórmula mágica de una derrota más, la cuarta por la candidatura con un partido que no tendrá la imagen presidencial en la boleta, que no tendrá el ánimo de quienes se sienten no valorados y que hoy se tirarán de brazos o, de plano, encontrarán en otros partidos la posibilidad de ser candidatos. Después de todo, sólo seguirán el ejemplo de su candidata.
