El régimen de Corea del Norte confirmó el lanzamiento de un nuevo misil balístico intercontinental (ICBM), generando inquietud a nivel internacional por su potencial alcance hasta el territorio continental de Estados Unidos. La prueba, supervisada personalmente por el líder norcoreano Kim Jong Un, fue descrita por la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA) como una “demostración de fuerza” ante las presiones externas y el refuerzo de la defensa nacional.
El lanzamiento se realizó en la madrugada del jueves y recorrió aproximadamente 1,000 kilómetros antes de caer en aguas cercanas a Japón. La vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, quien se encuentra en plena campaña de las elecciones presidenciales de 2024, reaccionó de inmediato condenando la acción y aseguró que su administración tomará “todas las medidas necesarias” para proteger a sus aliados en la región.
La nueva prueba de armamento norcoreano ocurre en un contexto geopolítico tenso, donde el país asiático ha intensificado el desarrollo de su arsenal nuclear y balístico a pesar de las sanciones y advertencias de la comunidad internacional. La KCNA destacó que el misil lanzado tiene un alcance mayor que pruebas anteriores, mostrando una capacidad reforzada para llegar a “cualquier punto de EE.UU.” en caso de un conflicto.
Por su parte, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, convocó una reunión de emergencia con su gabinete, calificando la acción norcoreana de “amenaza grave e inaceptable”. La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, ha instado reiteradamente a Corea del Norte a detener estas pruebas nucleares y a reanudar el diálogo diplomático, que se encuentra estancado desde 2019.
Este último lanzamiento se suma a una serie de pruebas que Pyongyang ha realizado en 2024, aumentando la presión sobre sus rivales y generando dudas sobre la estabilidad regional en un momento crítico para la política estadounidense.