Arsenal, por: Francisco Garfias.
El Presidente puso los reflectores sobre la
gobernadora panista de Chihuahua, Maru Campos, al hablar del asesinato de los
jesuitas y el guía de turistas en la sierra Tarahumara de Chihuahua.
“Se me hace muy ruin que estos hipócritas (sus
críticos) lo primero que hacen es voltear hacia nosotros, y hacia mí, (para
ver) si actuamos en estricto apego a la ley y de acuerdo con nuestras
responsabilidades como autoridades.
“¿Que esto no es un asunto de fuero común? ¿Que no
tiene que ver con una responsabilidad del gobierno local? Y no mencionan eso.
No se cuestionan cuánto tiempo ha gobernado el mismo grupo en Chihuahua?”,
preguntó en la mañanera.
Está molesto y se le nota: “Hay pruebas de que muchos
gobernadores se apoyaban en grupos criminales… Es de extrañarse que el asesino
de los sacerdotes del guía de turistas (El Chueco) era conocido por toda la
comunidad y hasta patrocinaba partidos de beisbol…”.
¿Por qué hipócritas, señor Presidente? Maru Campos no
tiene los medios de perseguir y capturar a un jefe regional del Cártel de
Sinaloa, aliado con los Salazar, como El Chueco.
Usted sabía de la influencia del crimen organizado en
esa zona. Lo reconoció en la mañanera. ¿Por qué no mandó soldados o guardias
nacionales a proteger esa región?
La lucha contra el narcotráfico en México está a cargo
del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional por disposición suya. El Chueco
es parte de una célula del poderoso Cártel de Sinaloa. Ni las policías
municipales ni las estatales tienen la capacidad de fuego para hacerle frente.
Por eso están allí los militares desde los tiempos de Calderón.
Nada más que en la 4T los criminales se saben
protegidos por la fracasada estrategia de abrazos, no balazos. Eso ha dado
lugar a las suspicacias sobre pactos del crimen con su gobierno.
¿Se le habrá olvidado que cuando era candidato a la
Presidencia prometió acabar con la violencia en tres años? “Voy a conseguir la
paz. Ése es mi compromiso. Voy a terminar con la guerra”. (El Financiero, marzo
de 2018).
Dos años después, ya como Presidente, en la mañanera a
la que asistió el periodista Jorge Ramos, prometió resultados para el 1º de
diciembre de 2020. Tampoco cumplió.
Estamos en la tercera semana de junio de 2022. La
cifra de homicidios ya rebasa los 121 mil, muy por encima de los sexenios de
Calderón y de Peña Nieto.
—¿Cambia la estrategia de abrazos?, ¿balazos?, le
preguntaron ayer.
—No, respondió.
Y recurrió a la misma cantaleta para justificar la
aterradora cifra de asesinatos: es culpa de Felipe Calderón y Genaro García
Luna.
Pero ambos dejaron sus cargos hace casi 10 años. El
argumento ya se gastó.
“Todo esto es el fruto podrido de una política de
corrupción, de impunidad, que se implementó desde los tiempos de Felipe
Calderón”, dijo.
Y de García Luna: “Si el secretario de Seguridad
Pública de Felipe Calderón era protector de un grupo de la delincuencia”.
—En que ahora hay más asesinatos que en la época de
Calderón— interrumpió un reportero en la mañanera.
—Sí, nada más que nosotros recibimos los homicidios
hasta la punta, hasta mero arriba y Calderón no recibió así el país, él lo
llevó arriba, y todavía en el gobierno pasado le subieron más, justificó…
*
Ricardo Monreal no está solo. Hay quien lo defiende
fuera de Morena. Esta vez fue el senador Dante Delgado, dirigente de Movimiento
Ciudadano, el que arremetió en contra de los “serviles” que lo atacan para
quedar bien con YSQ.
—¿Campaña negra en contra de Monreal? —le preguntaron
los reporteros en el Senado.
—Me imagino que sí y, además, perversa. Que ahora haya
oportunistas que, al amparo de la actitud digna de Ricardo Monreal, personas
que con verdadero servilismo estén corriendo información para denigrar a una
persona que ha sido puntual en ese proyecto, además de hablar de su pequeñez,
no conocen la vida interna de sus propias organizaciones, ni la vida institucional
en el Senado, reviró el emecista.
Las cosas ya están a punto de quiebre. El senador
Monreal no está en el ánimo del Presidente. Lo mantiene a distancia. Nunca lo
incluye en su lista de sus posibles sucesores. Tampoco lo hemos visto en las
últimas celebraciones en Palacio. Al legislador le achacan la derrota en la
alcaldía Cuauhtémoc. Por allí empezó todo.
Mario Delgado, presidente de Morena, no lo invitó al
desayuno que se organizó en Toluca para promocionar a los delfines del
tabasqueño para el 2024: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández y
Marcelo Ebrard.
El tabasqueño ha repetido que la elección del
candidato de Morena será por encuesta. Monreal ya conoce el amañado método. Se
lo aplicaron cuando quiso postularse para jefe de Gobierno en 2018. Lo mandaron
al cuarto lugar.
Las cosas ya están a un punto de no retorno: “Si me
siguen excluyendo, nada tengo que hacer (en Morena)”, advirtió el senador en
Guanajuato.