El ala oeste de la Casa Blanca, Veep, House of cards. Las series televisivas sobre los entresijos del poder en Washington constituyen un socorrido abanico de espejos de ficción sobre los que reflejar los diferentes momentos políticos que atraviesa el país. Pero, desde que comenzó hace casi ya dos meses el proceso de impeachment al presidente Trump, todo en Washington remite a otra serie, de intrigas geopolíticas, diplomáticos, espías e intereses turbios: Homeland. Y en el guion que escriben los demócratas, el papel de Carrie Mathison, salvando las evidentes distancias, corresponde a la exembajadora Marie Yovanovitch. Honrada, noble, patriota, de valía incontestada, pero inevitable víctima de los intereses espurios.
La exembajadora testifica este viernes ante los congresistas que investigan el impeachment de Trump, durante la segunda jornada de estas históricas audiencias públicas. Para los demócratas, Yovanovitch es una valiosa pieza en el puzle que tratan de armar ante los ojos de los votantes. El de un presidente que abusó de su poder persiguiendo su propio beneficio político personal, y no los intereses de los estadounidenses. En ese relato, la embajadora permite a los demócratas trascender las abstracciones y ofrecer algo de carne y hueso: una auténtica víctima del supuesto compló.
Yovanovitch ya había contado todo en su testimonio a puerta cerrada, y los medios ya lo habían recogido en las transcripciones. Por eso hoy el objetivo era servir a los millones de espectadores (hasta 13 millones siguieron los primeros testimonios solo en televisión, sin contar el streaming) una ración de empatía. Un rostro capaz de convertir esta compleja historia de geopolítica en algo personal y cercano.
El presidente Trump les ha echado un cable, que el astuto Adam Schiff, maestro de ceremonias en calidad de presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara, no ha desaprovechado. En medio del interrogatorio de los demócratas, el presidente ha sucumbido a su fiebre tuitera.
—Mientras hablamos el presidente le está criticando en Twitter. Permítame que se lo lea: “Cada lugar al que ha ido Marie Yovanovitch ha acabado mal…”. ¿Qué opina? —ha preguntado Schiff.
—Yo y otros demostrablemente hemos mejorado las cosas para Estados Unidos, así como para los países donde hemos servido. —ha respondido la diplomática, con 33 años de experiencia en siete destinos que incluyen, además de Ucrania, Somalia y Moscú.
Entonces Schiff le ha preguntado si los esfuerzos de Trump están diseñados para intimidarla, sobre lo que Yovanovitch ha preferido no especular, pero ha reconocido que sus palabras tenían ese efecto en ella. “Algunos de nosotros aquí nos tomamos muy, muy en serio la intimidación de testigos”, ha concluido Schiff, añadiendo, ante las cámaras, un potencial delito nuevo sobre el que construir el impeachment de Trump.