El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el pasado lunes una orden ejecutiva en la que clasifica al fentanilo, un opioide sintético altamente potente, como una “arma de destrucción masiva”, en un movimiento que marca un giro en la política antidrogas de su administración y que podría tener implicaciones diplomáticas y de seguridad para países como México.
En un acto celebrado en la Casa Blanca, Trump sostuvo que con esta acción se da un paso histórico en la lucha contra esta droga. “Hoy doy un paso más para proteger a los estadounidenses del flagelo del fentanilo mortal que está inundando nuestro país”, afirmó el mandatario, y añadió que “clasificaremos formalmente el fentanilo como un arma de destrucción masiva, que es lo que realmente es”.
Según la orden ejecutiva, el fentanilo ilícito “se asemeja más a un arma química que a un narcótico” y su producción y distribución financia a organizaciones que socavan la seguridad nacional de Estados Unidos, señala el texto oficial.
Trump aseguró que durante su mandato se ha logrado una reducción en el volumen de fentanilo que cruza la frontera desde México hacia territorio estadounidense, aunque reconoció que la cifra aún no es suficiente. “Hemos logrado reducir la cifra a un número mucho menor. No es satisfactorio, pero pronto lo será”, expresó el presidente estadounidense al referirse a esa disminución.
El objetivo declarado de esta medida es liberar herramientas adicionales para que diversas agencias del gobierno federal puedan reforzar la lucha contra el tráfico de fentanilo y sus precursores químicos. La orden instruye a varios secretarios del gabinete a coordinar esfuerzos y actualizar directivas relacionadas con la respuesta ante amenazas químicas, incluyendo al fentanilo dentro de ese marco.
Esta declaración se produce en el contexto de un incremento en la violencia asociada con el narcotráfico y un persistente flujo de sustancias sintéticas hacia Estados Unidos, de las cuales se sabe que una parte significativa proviene de laboratorios clandestinos relacionados con organizaciones criminales transnacionales.
La medida ha generado ya atención pública en México y en la región debido a su potencial impacto en las relaciones bilaterales y en la coordinación transfronteriza para combatir el tráfico de drogas. Fin.
