Por: Cristina Padín
Atravesaron
el bosque y llegaron a la Aldea. El destino dorado y sensato al que quisieron
ir aquel 3 de noviembre.. deseaban felicitar a Silvia, que festejaba su santo.
Y disfrutar un momento grato.. comer castañas (que son uno de los sonidos del otoño)
y ver una vez más La princesa prometida (que es una auténtica joya) y hablar de
toreo y escuchar flamenco. Beber vino tinto al anochecer..
El terreno absurdo en el que vivían les parecía
deleznable…
Llegaron y la Aldea era musical y azul. Culta y llena de
arte y azul. Bonita como tarde de abril y acogedora como noche de diciembre..
llegaron y allí no había insensateces ni gritos.. y las cosas funcionaban. Y
las calles vestían historia y azul… y las gentes sabían leyendas de la fecha.
Y las contraventanas pintadas de azul añadían belleza y alma al día. Donde hay
luz hay sensatez, verdad y valentía..
Y celebraron un viernes muy bueno..
Como no me gusta nada el mundo en el que estamos ahora..
pues creo otro.. sensato y azul
A cada Silvia, en su día, y a mi querida hermana
A los días de noviembre
Al toreo y a mi querido Juli
Al flamenco. El flamenco es vida
A los M
A las castañas.. me encantaba que las hubiera en casa cuando
vivía mi abuela
A la sensatez y a la valentía
Al azul
A mi querido Luis