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Un futuro neutro en carbono, requiere inversión y tecnología

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González.

Entre las conclusiones más importantes a las que se llega en el sexto informe del IPCC, está la certeza de que el viaje
que necesitamos emprender hacia un futuro neutro en emisiones netas de carbono, es uno que tenemos que
transitar a la mayor velocidad posible, sin pausas, para que alcancemos el destino cuanto antes. 

Esta urgencia, nos obliga a concentrarnos en los dos sectores que son responsables de más de la mitad de las
emisiones a nivel global, la generación de energía eléctrica y el transporte. Y a ambos hay que atacarlos
simultáneamente con 2 poderosas armas, energía renovable y electrificación de todo. 

Pero lograr altas tasas de penetración de energía limpia y renovable en las redes eléctricas, precisa dotar a esta
infraestructura de dos características insustituibles, flexibilidad y resiliencia. Y esto solo se logra incorporándole lo
último en avances tecnológicos digitales: big data, inteligencia artificial, internet de las cosas, automatización,
microredes, sistemas de almacenamiento de energía en baterías, entre los más importantes. 

Las industrias en general, son cada vez más dependientes de información confiable para mejorar sus operaciones
y su desempeño, y la industria de la energía eléctrica no es la excepción. Se dice que una red eléctrica, es la máquina
más grande del planeta, y en particular el sistema eléctrico nacional (SEN) mexicano, es una de las redes más
grandes y complejas del mundo. Alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono para un sistema de esta escala
en las próximas dos o tres décadas, no es un juego de niños, requerirá la mas grande colección, análisis, y gestión
de información de la historia. 

La información fluye y se recopila desde una gran variedad y cantidad de fuentes, por lo que mucho ayudaría contar
con una infraestructura de medición avanzada. De hecho, en proyectos de interconexión de generadores de
energía fotovoltaica distribuida, CFE ya está solicitando para media tensión, medidores AMI (Advanced Metering
Infrastructure) aunque aún no se les aprovechará toda su capacidad si luego esa gran cantidad de valiosa
información no es ordenada, analizada y procesada adecuadamente, de modo que se obtengan a partir de ella,
indicadores y resultados útiles para toma de decisiones automatizadas. 

Adicionalmente a estos avanzados sistemas de medición, y aunque aún es muy incipiente la penetración de los
vehículos eléctricos de baterías en el inventario nacional, es posible instalar sensores que rastrean los hábitos de
consumo energético de estos vehículos. 

Pero independientemente de donde provengan los datos, lo más importante es que éstos sirvan a un propósito
útil, y esto se logrará segmentándolos, clasificándolos y analizándolos, para que entreguen indicadores que
permitan desarrollar funciones para una gestión más inteligente de los activos y los riesgos asociados, dando como
resultado una más alta confiabilidad y eficiencia, no solamente para el propietario de la red, en este caso CFE, sino
también para el operador (CENACE), los proveedores, y finalmente todos nosotros los usuarios. Un sistema con
éstas características, se convertiría en una magnífica columna vertebral, que daría fortaleza y certeza a todas las
partes interesadas. 

Si se cumpliera el sueño de contar con una solución de información así de robusta, podría predecirse por ejemplo,
cuanto tiempo podría sostener la demanda un sistema de baterías, si el tiempo de los próximos días estuviera
nublado y no se contara con suficiente generación solar fotovoltaica. O también podrían identificarse los activos
de transmisión y distribución que están presentando un desempeño deficiente, y entonces programar
oportunamente labores de mantenimiento que no solo corrijan tal situación, sino que extiendan la vida útil de esos
activos. 

Cuando la tecnología se usa para resolver situaciones como éstas, entonces conseguimos importantes ahorros de
energía, preservamos el valor de la infraestructura, y alcanzamos una operación optimizada, sin necesidad de
depender de las unidades de reserva o de respaldo. Más aún, el verdadero poder que tiene la información, en la
tarea de crear un futuro sostenible para todos, reside en trabajar en conjunto con sistemas de automatización de
las operaciones. 

Por ejemplo, si se presenta una prolongada ola de calor, y eso hace que los sistemas de aire acondicionado trabajen
a marchas forzadas, un sistema inteligente de predicción puede hacer que anticipadamente los sistemas de baterías
se carguen a toda su capacidad, para luego poder ser capaces de satisfacer la demanda adicional de energía cuando
el problema se presente, y así no depender de plantas ineficientes y costosas de operar para atender estos picos,
evitar apagones, o hacerlos menos prolongados si llegaran a presentarse. Esto se llama resiliencia. 

Parte central de un futuro neutro en carbono, está en poder asegurar que aún con su variabilidad, la generación
con renovables, especialmente solar y eólica, es la que mejor puede cumplir con las dinámicas necesidades de los
usuarios de energía eléctrica. 

Los sistemas de almacenamiento de energía en baterías (BESS por “Battery Energy Storage Systems”), y las
microredes, son esenciales para aplanar los picos y los valles en las curvas tanto de generación como de demanda,
mitigando así los impactos de los desastres naturales y otros eventos extremos en la red, y optimizando la
distribución de energía resiliente. 

Entonces, tenemos desafíos concretos de diseño, de sistemas de control y de comunicación, que nos permitan
potenciar los beneficios de estos sistemas para alcanzar nuestras metas de carbononeutralidad. Éste sería un paso
gigantesco que nos permitiría contar con una red preparada para los vehículos eléctricos y la electrificación de
todo. 

El futuro es eléctrico. Después de toda una vida de dependencia de los combustibles fósiles, ahora nos
encontramos ya sobre un camino viable hacia un futuro neutro en carbono. Pero, actualmente la red no está
preparada para maximizar las oportunidades de reducción de emisiones que traerán los automóviles eléctricos,
especialmente en la carga nocturna. Para alinear esta nueva demanda con las fuentes renovables de energía, los
operadores necesitan crear robustos sistemas de información y automatización, que brinden soporte a los sistemas
de almacenamiento en baterías y a las microrredes. 

En el futuro próximo, las microrredes podrían incluso utilizar las baterías de los vehículos eléctricos, como una
extensión de los BESS, mediante cargadores V2G (vehicle to grid). Con sistemas inteligentes de información y de
automatización, la red podría tomar prestada energía de los vehículos estacionados durante las horas pico, y
devolvérsela poco antes de que necesiten moverse. 

En resumen, para alcanzar la ansiada descarbonización, necesitamos de varias tecnologías interconectadas. Y las
necesitamos a todas. Podremos obtener el máximo beneficio y alcanzar nuestras metas más rápidamente, si
adoptamos y coordinamos todas estas piezas juntas: microrredes, sistemas de almacenamiento de energía en
baterías (BESS), sistemas de gestión inteligente de información, y automatización. Está claro, la digitalización del
sector eléctrico es un requerimiento indispensable para alcanzar las metas ambientales de mitigación del cambio
climático. 

Raúl Asís Monforte González
© Copyright 2021. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados.
Mérida, Yucatán a 28 de agosto de 2021
E-mail: presidente@amer.mx
Facebook: Raúl Asís Monforte González.
Twitter: @raulmonforteg

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