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Un “Plan de Fraternidad y Bienestar” para vivir con seguridad

Editorial La Revista Peninsular
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El martes 9 de noviembre, el presidente Andrés Manuel
López Obrador presidió la sesión del Consejo de Seguridad de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, Estados Unidos. Durante su
intervención, el mandatario mexicano compartió ideas y propuestas congruentes
con el discurso que ha procurado al interior del país lo cual generó algunas
críticas pues hubo quienes consideraron que el Consejo de Seguridad no era
espacio adecuado para los temas que abordó. No obstante, la manera en cómo
presentó sus argumentos y propuestas permitió que fueran aptas para el contexto
en el cual se encontraba.

Lo primero que dijo el presidente López Obrador en su
discurso fue que su concepción de seguridad no se limitaba a poderío militar o
uso de la fuerza en contra de otros. En cambio, su perspectiva sobre este
concepto se relacionaba a lo propuesto por el presidente norteamericano
Franklin D. Roosevelt en cuanto a que la seguridad era el derecho a vivir sin
temores ni miserias.

El titular del ejecutivo federal afirmó que el
principal obstáculo para lograr lo anterior es la corrupción en todas sus
expresiones. Aún más, señaló que el principal problema en el mundo es la
corrupción pues genera desigualdad, pobreza, frustración y violencia, entre
otros males.

De igual manera, el Presidente de México lamentó que
el mundo esté en decadencia por el nivel de acaparamiento de riqueza que solo
es posible con influyentismo y sistemas que permiten que lo abominable parezca
un negocio aceptable. Sobre esto, tomó como ejemplo la distribución mundial de
vacunas para el COVID-19 pues las ventas de farmacéuticas representaron un 94%
de la distribución total, mientras que el “COVAX”, programa de la ONU para
garantizar el acceso de vacunas a los países más pobres, únicamente fue
responsable del 4% de la distribución.

Dicho lo anterior, López Obrador calificó el programa
“COVAX” como un doloroso y rotundo fracaso.

En el mismo sentido, nuestro mandatario advirtió que
el valor de la generosidad ha sido desplazado por el egoísmo y la ambición, así
como el lucro ha desplazado al espíritu de cooperación. Esto ha propiciado que
olvidemos los principios morales y demos la espalda a los dolores de la
humanidad, situación que es necesario revertir.

Después de esta introducción a su perspectiva sobre la
corrupción y desigualdad en el mundo, Andrés Manuel López Obrador habló sobre
lo que ha hecho en México para combatir estos males. Expuso que en nuestro país
se ha aplicado la fórmula de desterrar la corrupción y destinar el dinero
recuperado al bienestar del pueblo, con prioridad para los más pobres.

Esto implica asumir que la paz es fruto de la
justicia, lo cual no puede lograrse en un país con marginación y miseria. Por
lo tanto, la solución para combatir la violencia es acabar con el desempleo,
así como evitar la desintegración familiar y la pérdida de valores culturales y
morales. Sin duda, alcanzar este objetivo toma tiempo, pero la forma más segura
de solucionar el problema es atacarlo a fondo.

Según el presidente mexicano, este mismo criterio
aplica en el fenómeno migratorio. Es necesario atender el fondo del problema de
la migración para que las personas no se vean obligadas a huir de sus pueblos
por hambre o violencia. Respecto a este tema, López Obrador compartió que le
propuso al presidente Joe Biden implementar en Guatemala, Honduras y El
Salvador acciones que ha implementado con éxito en Chiapas para combatir el
desempleo como “Sembrando Vidas” y programas de capacitación profesional.

El presidente Andrés Manuel López Obrador prosiguió su
discurso y anunció que la representación de México ante la ONU presentaría en
los próximos días a la Asamblea General un “plan de fraternidad y bienestar”
para garantizar el derecho de las personas a una vida digna.

Este plan contempla 3 formas de financiamiento:
contribuciones anuales voluntarias del 4% de la fortuna de las mil personas más
ricas del mundo, aportaciones similares de las mil corporaciones más grandes en
el mundo y el 0.2% del PIB de los países integrantes del G20. Lo anterior
representaría 1 billón de dólares para el fondo del plan.

El titular del ejecutivo mexicano advirtió que no debe
haber intermediarios ni bancos a la hora de entregar los recursos pues esto
provoca que el dinero se desvíe o se estanque en los aparatos burocráticos. Por
el contrario, los apoyos deben entregarse de manera directa con monederos o
tarjetas, para lo cual sugirió que el Banco Mundial o el Fondo Monetario
Internacional se encargue de la infraestructura para la repartición de los
recursos. Los apoyos de los cuales habla el presidente se traducen en pensiones
a adultos y personas con discapacidad, becas para estudiantes, apoyos para
programas de capacitación profesional e insumos médicos.

Al concluir, el presidente López Obrador compartió que
no creía que alguno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad se
opusiera a su propuesta pues no trata de ataques nucleares o invasiones
militares, sino de construir paz y estabilidad mediante solidaridad con los más
necesitados. Esto les permitiría a todos, ricos y pobres, vivir con más
tranquilidad y con mayor fortaleza moral pues solo siendo buenos podremos ser
dichosos.

Si bien, el mensaje de Andrés Manuel López Obrador fue
emotivo y congruente con la narrativa que ha procurado a nivel nacional, no
estuvo exento de críticas. Algunas voces consideraron que el Consejo de
Seguridad no era un espacio adecuado para hablar sobre corrupción y desigualdad
pues éste se encarga exclusivamente de mantener la paz y seguridad en el mundo.

Aunque es cierto que el Consejo tiene una esencia
estricta por ser el único órgano de la ONU con facultades vinculantes, López
Obrador justifica desde el inicio de su discurso traer a la discusión los temas
de corrupción y desigualdad cuando propone entender el concepto de seguridad
como el derecho a una vida digna, no solo como intervenciones militares. Las
personas podrán coincidir o no en que se hable de estos temas en el Consejo de
Seguridad, pero difícilmente diferirán en cuanto a que la corrupción y la
desigualdad son causas de violencia y desestabilidad.

Asimismo, el secretario general de la ONU, António
Guterres, le agradeció al presidente mexicano haber llevado el tema de la
desigualdad al Consejo de Seguridad.

En lo que respecta a la propuesta del “plan de
fraternidad y bienestar”, el presidente Andrés Manuel aclaró que sería
presentado ante la Asamblea General de la ONU en los próximos días. Esto nos
hace ver que López Obrador tiene claro que el Consejo de Seguridad no es apto
para tomar acciones formales y concretas sobre estas problemáticas, pero esto
no significa que no pueda ser un espacio propicio para un debate que puede
terminar por modificar los alcances de un concepto tan importante como lo es el
de “seguridad”.

La participación del presidente Andrés Manuel López
Obrador en el Consejo de Seguridad fue exitosa pues le permitió posicionarse a
nivel internacional en temas de su interés como lo son el combate a la
corrupción y la redistribución de riqueza. Además, fue una oportunidad para que
anunciara la agenda diplomática del Estado Mexicano en lo relativo al “plan de
fraternidad y bienestar”, el cual tiene el potencial de fortalecer el liderazgo
de México en el Concierto de las Naciones pues parece una buena base para ser
fortalecida con las aportaciones e ideas de los demás países miembros de la
Asamblea General.

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