Aunque la elección trascendental es la de presidente de la republica, mucho influirá en el animo del electorado, quienes acompañen a estos abanderados en las diversas formulas que involucran todos los demás cargos de elección popular.
Porque existe una percepción equivoca de que la Ciudad de México es la referencia fundamental del sufragio, que la capital del país es la que impone los criterios y eso no es mas que una visión centralista y muy arrogante.
Si bien es cierto que la mayoría del padrón es urbano y se concentra en cinco entidades y alrededor de quince a veinte ciudades, la Ciudad de México no define por completo.
Para el habitante de provincia el criterio de selección se prioriza de acuerdo al interés local, es decir que es mas importante el alcalde que el presidente de la republica y el diputado local mas que el federal o el senador.
En la relación cotidiana para el ciudadano la autoridad mas importante es la inmediata, la mas cercana y que en teoría es la que debe resolverle sus problemas directos.
Sin dejar de lado por supuesto la disputa por las gubernaturas, que en este periodo serán nueve y casualmente algunas de ellas son precisamente en las entidades mas habitadas del país, como Jalisco, Veracruz, Chiapas y Puebla, por supuesto también la Ciudad de México.
Bajo este punto de vista lo que se observa son dos fenómenos de influencia, el primero mediante el cual el candidato presidencial respalda a los locales y el segundo es precisamente al revés, el contraste lo significa el hecho de que serán esos aspirantes regionales, quienes por su mayor cercanía y conocimiento con la sociedad, podrían favorecer un escenario de suma nacional.
Sobre todo si se considera que el nuestro no es para nada un país homogéneo, no lo es por su tamaño, por la diversidad y divergencia de ecosistemas, climas, cultura, costumbres y razas, México es un compendio cosmopolita donde se unen y reúnen muy diferentes formas de ser y pensar.
Visto así y de alguna manera intentando explicar que somos un conjunto disímbolo, habría que decir que en materia de intereses también existe una disparidad, señalada sobre todo por el desarrollo económico o la falta de este en cada territorio.
Esto puede provocar que un candidato presidencial tenga el arrastre suficiente para el solo hacer ganar a los alcaldes, diputados y senadores de su partido o coalición en un estado, a pesar de que estos no sean precisamente los mas populares, sino mas bien aprovechando la avalancha que provoca su efervescencia.
Sin descontar que en otros escenarios podrá ser completamente al revés, que ese mismo candidato presidencial obtenga la mayoría de las preferencias, pero que eso no abone en las decisiones locales y la conformación del gobierno estatal, los ayuntamientos y el congreso, no le favorezcan.
Esto por supuesto supone un equilibrio que desde nuestra consideración resulta positivo, toda vez que lo que esta claro es que en proceso electoral lo que no se podrá alcanzar es unanimidad y eso infiere que sea cual sea el resultado final, no se le puede entregar todo el poder a una sola fuerza política o persona.
Por ello resulta fundamental el análisis de lo que podrá arrojar la siguiente conformación del congreso federal, ya que si bien estamos inmersos en la discusión de la definición presidencial, no podemos dejar de vislumbrar que una mayoría legislativa le otorgaría al ganador un cheque en blanco para decidir cambios drásticos para el país.
Que por el contrario una distribución con mayor representación de todas las fuerzas en escaños y curules, aunque implica un riesgo de parálisis, al menos garantiza una suerte de equilibrio que es por si mismo un candado para la implementación de políticas que se orienten a la irresponsabilidad.
Mas aun cuando el debate entre los candidatos esta concentrado en los ataques personales y no en la definición de propuestas, que tendría que ser el elemento principal por el cual el ciudadano decida su voto.
Esto hace que sea obligado, y será la tarea a partir de que queden conformadas oficialmente las listas de todas las alianzas, para todos los demás cargos de elección popular, particularmente a senadores y diputados uni y plurinominales, el análisis de esos nombres y lo que representan y significan.
Porque seria un error grave y costoso al futuro pensar o anhelar el que un solo hombre aun ocupando la posición de mayor poder, será capaz con todo y las facultades inherentes, de solucionar todos nuestros conflictos.
Peor aun que con ese poder de lo que si pueda ser capaz, es de tomar decisiones que hagan mas grandes esos problemas y que la desilusión colectiva nos arroje a un escenario de rompimiento generalizado, por ello esta debería de ser una elección de equilibrios.