La Revista

Una mirada desde las vallas

Jorge Valladares Sánchez
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Crónica de un Himno Anunciado

Por: Jorge Valladares Sánchez *

En la comodidad del Palacio, las invitó a hacerse para adelante, para que “no les caiga el sol tan fuerte”. “Ahora sí, llegamos todas, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja; ¡bueno se quedaron algunas en el solecito!”, dijo haciendo eco a alguna de las inocuas y selectas mujeres que sí pudieron entrar; esto mientras “bateaba” a quien le pidió aprovechar el acomodo para tomarse la “selfie”. 

Agradeció a la Jefa de Gobierno, por nombre y cargo, a un par de presuntas representantes de pueblos y a 7 clases de funcionarias; con un par de las cuales pretendió distraer del elefante en ese patio (la ausencia de la otra mujer Presidenta). Y pasó a leer lo que le prepararon, relativo a la conmemoración del Día de la Mujer.

Aunque ese “llegamos todas” sonó a burla, probablemente solo fue otra de las expresiones que se le salen espontáneamente, tras lo cual sonríe, asumiendo que ha logrado decir algo gracioso o ingenioso que conecte con la gente. 

Afuera del que fuera nuestro Palacio, poco rato después, 200,000 otras mujeres gritarían por horas, recordándole que no, más allá de las vallas de 3 metros de acero, solo algunas pocas pueden llegar.Otras horas más tarde, ese auténtico valladar (¡snif!) fue sustituido por unas vallas de delimitación; y otros miles y miles de personas perfectamente en orden, con banderas, colores, desgano y lunch, hicieron valla humana para que los funcionarios que también llegaron con ella tomaran sitio y se tomaran una muy importante foto, sin ella.

La semana pasada conversábamos la posibilidad de que su plan (de numeración no identificable) sería la arenga a esta multitud a cantar el Himno Nacional, para con ello hacer desistir a Trump de imponer los aranceles con los que “bullea”, literalmente, a medio mundo. Como ya este personaje había bajado la carta a sometidos y beligerantes por igual, no fue necesario usar tan poderosa arma para hacerlo desistir.

Pero ya con la fiesta armada, algo había que hacer. Por llamarle de algún modo, valió la ocurrencia de asamblea informativa; sabemos que ni idea tienen de lo que es, pero el diccionario les salva parcialmente. De informativa, obviamente nada. Pero para asamblea, el diccionario tiene cuatro acepciones. Las más conocidas refieren a una colectividad o cuerpo constituido que se reúna a discutir o deliberar, y tal vez tomar decisiones. Lo poco que la gente pudo decir estuvo a cargo de la veintena de quienes fueron saludados, pero no escuchados, y de las consignas que les instruyeron a repetir y miles lo hicieron, aunque poco articuladamente.

Pero hay dos acepciones más. Una para la reunión numerosa de tropas para su instrucción o entrar en campaña; numerosa sí, tropas no sé, instruirles o pelear, ¿para qué? si ya DavidA tiene controlado a Goliat con su buena onda, por unas semanas más. Lo que queda y salva es “toque para que la tropa se una y forme en sus cuerpos respectivos y lugares determinados”, que es lo único que claramente pudo hacer la concurrencia que no era VIP.

Los y las mariachis callaron… la voz conductora identifico al grupo armada de la Secretaría de Marina como “llegamos todas”… Las puertas del otrora nuestro palacio se abrieron y salió la protagonista del monólogo anunciado como asamblea, tomada de la mano de José María, quien prudentemente se detuvo para que ella saludara a la Bandera y luego le abandonara para irse a saludar “al pueblo” rapidito.

Se anunció el inicio de la ceremonia, con los honores a la Presidenta (sic) Constitucional…; no a la bandera. El clarín, sin bélico acento, ordenó a la orquesta armonizar el Himno Nacional, que solo una decena procedieron a entonar… Aplausos y más aplausos, saludos corto-corto-largo y bienvenidas a las personas VIP… Agradecimiento al público, por asistir al show… Y, al fin, el mensaje…

“No estás sola” se arrancó la porra, a lo que Sheinbaum tuvo que mostrar la característica sonrisa forzada e imitar el movimiento de brazo en alto para acelerar el fin de la arenga y poder leer. Iniciaron los lugares comunes, y la justificación de estar allí para informar, pues “nunca nos vamos a separar (pueblo y gobierno)”.

Mostrando algo de conciencia, señaló que el sol era radiante… en efecto, y esas decenas de miles de personas no recibieron la invitación a acercarse, como las afortunadas del mediodía anterior. De cualquier manera las vallas de organización lo harían imposible.

Recordó que se había convocado por la amenaza de aranceles unilaterales, que Estados Unidos había justificado con el argumento del paso de drogas, en especial el fentanilo. Y que primero ocurrió una pausa de un mes, pasado el cual, y a pesar del “diálogo de alto nivel”, se aplicaron aranceles del 25%; momento en el que decidió convocar a esta “asamblea”, al tiempo que continuaba apelando al diálogo.

Reiteró, como todos ya sabíamos (por lo cual no era informativo) que ella cree que con la llamada del 6 de marzo con Trump “logramos” un nuevo plazo hasta el 2 de abril. Dirían los que saben que fue la conciencia de estar mintiendo la que hizo que dijera que tal llamada ocurrió el 6 de octubre y no en los días recientes.

Se dijo optimista porque el 2 de abril se aplicarán aranceles recíprocos, pero México no está en ese ámbito (sic), pues gracias a los tratados internacionales no se nos aplicarían aranceles al no tener de México hacia ellos ninguno… un débil y corto aplauso de algunas personas.

“Por ello (sic) siempre hay que agradecer la voluntad de diálogo con México, del Presidente de los Estados Unidos”. Aunque no haya ninguna relación lógica entre lo ocurrido, lo dicho y esta frase, la usó como pie para iniciar sus ataques hacia quienes difieren de su gobierno. Más lugares comunes, y un poco de rima: “como decía Vicente Guerrero, la Patria es primero”.

Como si ella fuera una de los millones de personas que no ven las llamadas conferencias mañaneras del pueblo, afirmó que tenemos muy claro que hay principios irrenunciables, a los cuales no podemos ceder en nuestra soberanía, “ni puede resultar afectado nuestro pueblo, por decisiones que tomen gobiernos o hegemonías (sic) extranjeras… en ese caso, siempre actuaremos de inmediato”… Confío en que ya estaremos recordando que estaban allí porque ese era su gran plan de acción, que lanzó al iniciar febrero, como única reacción “mediata” a la amenaza de aplicar los aranceles en marzo, y por si en efecto lo hacía Trump.

Dijo que ya ha dicho que tenemos plan y estrategia, argumentándolo porque resistimos la pandemia, y pese a las afectaciones a la economía “salimos adelante”. Al parecer las mañaneras del sexenio pasado sí las veía, pues solo allí se tejió la simulación de que hubiera estrategia ante la desgracia que vivimos y que el gobierno de entonces dejó que sucediera libremente, contraviniendo todas las prescripciones prudentes y pertinentes.

Justificó ese presunto éxito en la grandeza del pueblo, para luego señalar que ellos (su gobierno) cuentan con la inmensa mayoría del mencionado pueblo… una minoría de asistentes aplaudió y extendió el “no estás sola”. Segundos después se contradijo afirmando no tener miedo, porque “hay un pueblo entero que nos respalda”. Afirmó que su inacción ha dado resultados, mas previno estar atentos por si es necesario volver a esa plaza pública, preguntando con fuerza si “están de acuerdo”. Un sí suficiente como respuesta.

Más y más lugares comunes, entrecortada por una innecesaria alusión a los episodios de hostilidad (sic), que no tuvo reparo de ejemplificar, con las dos invasiones estadounidenses, que permitieron el “zarpazo (sic) que le dieron a la mitad de nuestro territorio”. Luego, una lista de “puntos buenos” de la relación. Como profesor y escritor de décadas, puedo elaborar el perfil de quien le preparó este documento y la forma en que se solicitó, solo con escuchar el contenido que leyó. 

Y claro, al tocar en un punto el nombre de su antecesor, aplauso de la porra en la retaguardia. Ante el silencio, un saludo enfático (o sea en su nivel de “enfaticidad”) hasta Palenque, y entonces sí, la aclamación del respetable. Afortunada reacción que impidió que cabeceara Ernestina Godoy, que ante el ruido, sorprendida, abrió parcialmente los ojos.

Luego de más lugares comunes para los mexicanos, la oportuna aclaración para el pueblo norteamericano, al que desde el centro político de México le dijo: “no tenemos ni tendremos intención alguna de perjudicarlo”. Y que por razones humanitarias, seguiremos colaborando, especialmente, ante el consumo de drogas sintéticas… ¡Sí!, el miedo es una de las emociones básicas del ser y la ser humana.

Y para demostrarlo afirmó, citando a la oficina de aduanas y protección fronteriza de EEUU, que en sus primeros meses disminuyó el 50% de cruce fentanilo desde México y en los meses pasados otro 41%… Sumando… un 9% le basta y sobra a Trump para amenazar con aranceles cada mes, incursionar con espionaje, preparar la entrada de drones y señalar la colusión del gobierno, especialmente ahora, con el narcotráfico. ¡Gringo exagerado!

Luego de más lugares comunes y afirmar que ya le dijo al gobierno de EEUU “que debe aplicarse para que dejen de llegar armas de alto poder a nuestro territorio”, vino la explicación contundente: “la estrategia para evitar el cruce de drogas hacia EEUU, es parte de la estrategia que hemos planteado para conseguir la paz y la seguridad en nuestro país. ¡Ahora está todo claro! Lástima que Ernestina ya dormía y no pudo escucharlo.

Más lugares comunes, salpicados con afirmaciones de que todo está bien y todo lo hace bien este gobierno. Y, por fin, pasados treinta minutos de bla, bla, bla, recordó uno de los pocos recursos propios que le han funcionado en su intento de imagen pública, hacer que sea la concurrencia quien complete las frases trilladas (de tanto usarlas en sustitución de realidades): “por el bien de todos”… “Primero los pobres” se escuchó con suficiente claridad desde los “asambleístas”; igual que si hubiera dicho: “para subir al cielo se necesita una escalera grande”…

Siguió la relación irrelevante de datos o ideas sobre la situación de México y EEUU. Un vientecillo juguetón vino a darle énfasis a sus movimientos discursivos, cuando levantó ligeramente el vuelo de su vestido, lo que su mano cortó de inmediato para que nadie pudiera mirar lo que nadie hizo intento alguno de mirar.

Líneas de personas de algunos contingentes se apreciaban avanzando en dirección de salida de la plaza mayor, mientras la oradora se auto citaba en reiteradas ocasiones y mencionaba más y más ideas vagas y lugares comunes. Aplausos apagados de algunas decenas de personas procuraban atinar el momento adecuado para hacerse oír.

Ya las siguientes menciones de su antecesor no alcanzaron a generar reacciones de ruido o arengas. Así que volvió a las frases, instaladas a punta de repetición vacua, combinadas con la técnica de dejar finalizar en coro cada una. Para ir finalizando, la letanía de las acciones y apoyos de gobierno que les han generado la votación más alta en la historia.

Y para cerrar con broche de oro, al fin recordó que se había dicho que este evento era para unir a los mexicanos en torno a algo; dijo: “este día de hoy es un acto de unidad (sic), pero no por ello, no debemos dejar de recordar (sic, sic, sic) que el primero de junio hay elecciones”. Podríamos analizar qué significa esa sintaxis, pero nos quedamos con el dejo esquizofrénico de la mención de la destrucción del poder judicial para recordarnos la unidad nacional.

Unos lugares comunes de despedida, y leyó su ofrenda: que ella, “con temple y corazón nunca nos va a traicionar y que siempre pondrá su corazón, mente, energía y hasta la vida misma por nuestro querido y amado México”. Tres “que viva México” y una clara expresión de alivio de al fin poder alejarse del micrófono.

Y, entonces, sí: la invitación a entonar el Himno Nacional. El clarín a hacer lo suyo, cada cual a cantar y Ernestina a dirigir su cuello y ojos al cielo, probablemente procurando poder llegar hasta el final. En contraste, Marcelo, con una mirada septentrional, brazos hacia levante y abdomen notoriamente orientado al poniente, meditaba en silencio, como hallando una epifanía que explicara su ubicación en la segunda línea VIP.

Terminado el himno, los aplausos y, con suerte, la claridad de algunos/as al ver que otros se volvían a colocar gorras o sombreros, que ellos no se habían quitado. Ya librado el compromiso, abrazos y besos volados a la concurrencia; las cámaras a correr atrás de la Presidenta, y enlistar visualmente varias de las genuinas razones de los aranceles conforme enfocaba a gobernadores y funcionarios, que a media voz le regalaron algunos “¡Presidenta, Presidenta!”.

Lo mejor vino después, ya sin palabras, pero con la mayor de las claridades. Digamos que tres señales o mensajes, de esos que hay que estar atento para captar, pero que tienen mayor significado por ser naturales y sin el maquillaje del bla-bla-bla.

La primera para su “bully”. Luego de esta farsa (léase: obra de teatro cómica, generalmente breve y de carácter satírico), vino el “himno” que sí le dedicó, que apunta directo a los dos pretextos-justificaciones que ha usado en sus lances contra ella y nuestro país. Se hizo sonar a todo volumen el llamado himno migrante que Sheinbaum asumió como un regalo para nuestros hermanos en tal situación. Canción reciente que mezcla un ritmo similar al de los corridos tumbados (algunos asociados, con o sin razón, al narcotráfico) y menciona entre su letra que “rompemos la malla que separa tierras”. Súmale las caritassentadas en VIP… y calcula lo que entendería Trump de las intenciones de Sheinbaum, si alguna atención le prestara a este evento.

La segunda para quienes desdeñaron saludarla,por tomarse la foto con la que será la única corcholata de 2030. Al bajar, Sheinbaum decidió regalar saludos, besos y abrazos físicos, a quienes sí estuvieran interesados en tomarse la “selfie” con ella detrás de las vallas… Lo hizo rapidito, pero se dio el gusto de pasearse lentamente por un par de minutos justo donde estaban quienes, notando que ni volteó a verlos, supieron que tendrían que acordar un “twitt” de disculpa y enviarlo pronto. Solo 1 no captó, o no se dio por regañado.

Y la tercera para Jesús María, que como comprensivo varón luchón, salió de casa en domingo para ver a su pareja en escena y luego de cumplida la jornada la siguió fielmente, aguardó mientras ella saludaba de despedida a la Bandera, y acudió presuroso y contento cuando la mano derecha presidencial se acordó de él (y de que “no está sola”) y se detuvo, mientras el resto del cuerpo ya volvía a toda velocidad hacia el calor del hogar…

Tomo la mano izquierda de Sheinbaum y no la derecha ofrecida. Asumiendo que saben de protocolos y simbolismos, ella quiso reparar el olvido, ofreciéndole el lugar que se le da al segundo en importancia, mientras que él, sabedor de ser solo el “Primer Caballero” se conformó con la izquierda, que corresponde a la pareja. O, simplemente, el peluchito verde que traía ya ocupaba su propia mano izquierda y tomó a su pareja con la que le quedaba libre.

La señal que no vimos en ningún punto de estas 24 horas, pese a que ocurrieron en torno al 8 de marzo y en tan entrañable sede, y que deseo lleguemos a ver en el fuero interno en este sexenio con A, es que sean las mujeres con sus múltiples luchas las que reciban el saludo directo de la primera Presidenta de México desde vallas pequeñas, que les permitan mantener la esperanza de que todas llegaran y podrán abrir para todos y todas las puertas de ese palacio, otrora un tanto nuestro; e invitarnos a compartir un himno que en verdad signifique la unión e identidad para todas las personas que somos México.

*Jorge Valladares Sánchez

Papá, Ciudadano, Consultor.

Representante en Yucatán de Nosotrxs por la Democracia.

Representante en Yucatán de Poder Ciudadano.

Doctor en Derechos Humanos.

Doctor en Ciencias Sociales.

Psicólogo y Abogado.

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