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¡Vacaciones felices!…pero en Yucatán

Marco Cortez Navarrete
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Por: Marco Antonio Cortez Navarrete.

Para nadie es un secreto que el estado de Yucatán es el más seguro del país y que por esta condición, además de su crecimiento poblacional natural, cada día que pasa se suma una mayor presencia de gente proveniente de otros estados e incluso del extranjero que decidieron cambiar su lugar de origen por la tierra del faisán y del venado.

En términos generales en la entidad hay un millón 300 mil habitantes, la mayoría en Mérida y estudios realizados por académicos señalan que en los últimos 10 años más de 300 mil familias trasladaron su residencia a Yucatán. A este número hay que agregar a los turistas que por estas fechas serían no menos de 150 mil.

Sean bienvenidos porque su estancia temporal y/o permanente, según sea el caso, representa generación de empleos y por ende más inversiones y recursos económicos. El yucateco, deben saber, es una persona sencilla, amable y siempre con una sonrisa para recibir y atender a quienes optan por venir a vivir o pasear a Yucatán.

En este sentido, resulta fundamental señalar el tema de la seguridad que tanto prestigio y fama le ha dado a nuestra entidad, ubicada en el sureste mexicano. Yucatán es un polo natural de turismo, con una población -repito- que aumenta de manera rápida y pareciera que esto es producto de las complejas situaciones que se registran en diversos lugares del país, vaya, hasta jubilados estadounidenses y canadienses han decidido gozar de manera permanente de la maravillosa naturaleza y de vivir en paz y sin sobresaltos.

No olvidemos que después de la pandemia -la más severa de los últimos 100 años- el estado y sus autoridades apostaron por la atracción de inversiones y generación de empleos. Pero, dígame, ¿qué empresa o industria, por grande y trascendente que sea, quiere establecerse en un lugar donde no hay paz, donde desafortunadamente prevalece la violencia?. Ninguna. Por eso las inversiones nacionales y extranjeras al mirar a México ponen sus ojos en Yucatán que, dicho sea de paso, está en una posición geográfica excelente.

Por lo anterior, es importante enfatizar que el tema de la seguridad en el estado se basa en sólidos programas y estrategias para mantener el orden y la paz social. Cierto hay ilícitos y varios de ellos con violencia pero no podemos compararnos con el dolor y la tragedia que viven las personas en otras latitudes.

Respecto al personal que integra la corporación y especialmente los uniformados que patrullan todos los días, es necesario recordar que hoy cuentan con mejores remuneraciones que les permite a ellos y sus familias vivir con honestidad y un aspecto mucho muy importante es que el 90 por ciento o más de los policías son personas que nacieron aquí, en su tierra, en Yucatán , así como sus familias y obvio son los primeros interesados en la paz y el bienestar.

¿Qué yucateco no conoce o ha escuchado del titular de la SSP?…muy pocos. Pero debo señalar también que su origen y el de su familia tiene como cuna estas tierras del sureste, amén de sus antepasados, migrantes libaneses que llegaron en su momento para contribuir con la economía local e integrarse de manera plena y absoluta a las costumbres y tradiciones que son uno de los lujos más preciados y atesorados por todo yucateco bien nacido.

También es cierto, y sería un estupidez omitir, que la seguridad en Yucatán no comenzó a tejerse ayer, o el año pasado, o hace 4 ó 5 años, no. La seguridad del Estado de Yucatán es producto de décadas de trabajo. Los yucatecos le damos un valor muy especial a la paz y la armonía social. Parece increíble pero los yucatecos tenemos como sexto sentido para detectar quien viene o está solo para hacer daño, para alterar esa paz que tanto ha costado.

Somos los mismos yucatecos los primeros en denunciar, sin titubeos. Recordemos que el presidente López Obrador en varias de sus conferencias mañaneras se refiere a la seguridad pública de Yucatán, destacando incluso el nombre de su titular. Ahora, la pregunta que deseo formular es la siguiente: Como todo ser humano, quien hoy tiene en sus manos la responsabilidad de la seguridad y paz pública decidirá jubilarse, o retirarse, como cualquier ser humano, nadie es es eterno, luego entonces ¿qué harían o harán los futuros gobiernos no tan solo para remplazar al responsable de la policía sino mantener esa paz social?.

¿O es que acaso ya se están formando elementos que tengan las mismas características y capacidades o cuando menos un mínimo porcentaje de la experiencia actual?. ¿O se hará, como en otros estados, “importar” a “expertos” que arrojen resultados que nadie, absolutamente nadie quiere pensar.

Pero: ¡Qué bonitas son las vacaciones de Semana Santa!, Buena parte de los yucatecos hoy mismo están disfrutando de las hermosas playas del litoral o de otros sitios emblemáticos, sin olvidar la enorme riqueza gastronómica. En la Semana Mayor y en la Semana de Pascua muchos más tienen la oportunidad de reflexionar sobre sí mismos y su Fe, otros, por razones diversas, prefieren viajar a destinos ubicados en otros lugares de México o extranjero. Pero estoy seguro que una enorme parte de todas estas personas, al regresar, lo harán con la confianza de volver a la dinámica cotidiana partiendo de sus hogares que lucirán tal y como los dejaron: intactos.

En fin, sirva esta reflexión para pensar un poco dónde estamos parados, dónde vivimos y qué tenemos. Hay un dicho que dice: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” y este podría ser el caso si los yucatecos dejamos de aplicarnos como lo estamos haciendo. ¡Bienvenidos a Yucatán! Tierra del faisán y del venado. ¡Bienvenidos a Mérida!, cuna de la civilización maya.

Hasta la próxima.

Marco Cortez Navarrete
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