Por: Mtro. Enrique de la Madrid Cordero.
La economía de México durante el primer trimestre del año, que coincide con el inicio del nuevo sexenio, no es positiva y debe ser motivo de reflexión y corrección.
Todos tenemos el derecho y la obligación de informarnos sobre los temas públicos que más pueda beneficiar o afectar a nuestras familias y uno de ellos es la evolución de la economía de nuestro país.
Una economía dinámica e incluyente genera empleos dignos y bien pagados, mientras que una que no crece limita nuestras legítimas esperanzas de encontrar un empleo o iniciar un negocio con el fin mejorar nuestro nivel de vida.
En ese sentido, la evolución de la economía de México durante el primer trimestre del año, que coincide con el inicio del nuevo sexenio, no es positiva y debe ser motivo de reflexión y corrección.
De acuerdo al INEGI, la estimación del crecimiento del PIB de México (que es el valor de los bienes y servicios producidos) durante el primer trimestre de 2019, en comparación con el primer trimestre de 2018, registró un crecimiento anual de 0.2%. Esto es, la economía de México prácticamente no creció. Este es el peor crecimiento anual del PIB en un primer trimestre en la última década y el peor resultado desde 1994 si se omiten los años 1995, 2002 y 2009, años donde hubo crisis económicas.
Sin embargo, si comparamos el PIB del primer trimestre de este año contra el trimestre inmediato anterior en términos desestacionalizados, que es como se calcula en los Estados Unidos, la economía mexicana decreció -0.2%. De seguir así nos podemos despedir de la tasa de 2% de crecimiento anual que sigue estimando el gobierno para el cierre de año.
Para entender las razones de esta caída, recordemos que la economía está compuesta por el sector primario (agricultura, ganadería y pesca), el secundario (minería e industria de la transformación) y el terciario (comercio y servicios) que representan el 4%, 33% y 64% respectivamente del PIB. Esto significa que somos una economía moderna, concentrada básicamente en los servicios y la manufactura.
Si bien durante el primer trimestre del año las actividades primarias presentaron un crecimiento de 2.6% con respecto al trimestre anterior, debido a su baja participación en el PIB, el crecimiento del sector primario tuvo un pequeño efecto en el crecimiento total de la economía. Por su parte las actividades secundarias presentaron una caída de -0.6% y las actividades terciarias disminuyeron en -0.2 por ciento.
La anterior, es la explicación básica de porqué la economía de México no creció en los primeros tres meses de este año.
Debemos recordar que la economía mexicana es la 15va más grande del mundo y por eso nuestro desempeño depende de factores tanto internos como externos.
Con relación al sector externo, las exportaciones no petroleras siguieron creciendo durante el primer trimestre de este año, pero a una tasa mucho menor a las que crecían anteriormente.
Este tema no deja de llamar la atención, ya que el PIB de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y con el que nuestro ciclo económico está estrechamente vinculado, registró un saludable crecimiento anual de 3.2% en el primer trimestre de 2019.
Por otro lado, las tasas de interés internacionales también están en niveles históricamente bajos. En particular, el rendimiento anual de los bonos del tesoro a 10 años en Estados Unidos fue de 2.5% en abril 2019.
Por lo anterior, en esta ocasión los factores externos tuvieron poco que ver con la fuerte desaceleración que sufrió nuestra economía a principios de este año.
Para mí, la principal razón de la caída del crecimiento económico en este primer trimestre es la pérdida de confianza de los consumidores y de los inversionistas en nuestro país en el corto y mediano plazo.
La confianza es quizá el factor más importante para determinar el éxito o el fracaso de una economía. Cuando las personas no saben si van a mantener o no su empleo, ven lejanas las posibilidades de un aumento salarial o de obtener ese empleo que están buscando, entonces dejan de consumir o de pedir un crédito para una nueva casa o para un vehículo, por ejemplo. Lo mismo pasa con las empresas ante la falta de claridad sobre el futuro, suspenden nuevas inversiones, dejan de contratar o incluso despiden personal anticipando escenarios complicados hacia delante.
De acuerdo con la ANTAD, que es la asociación donde están agrupados los supermercados y las tiendas departamentales, el crecimiento de sus ventas mismas tiendas fue negativo en los meses de febrero y marzo en términos reales.
A mi juicio, la confianza en nuestro país ha sido minada por una acción específica y una actitud particular.
La acción, por supuesto es la infundada y arbitraria cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México. Esta decisión, además de afectar al sector de la aviación, que venía creciendo al 9% anual y al sector turístico que también venía creciendo por arriba del resto de la economía, mandó un mensaje muy contundente y poderoso de que somos un país poco confiable e inseguro para invertir, toda vez que un gobierno es capaz de cancelar una obra indispensable para el país y que tenía un nivel de avance del 30 por ciento. El peor mensaje al respecto, fue que no existe un Estado de Derecho para defenderte.
¿Quién en su sano juicio va a invertir en México con esa falta de certidumbre y de seguridad jurídica?
Una de las consecuencias de estas acciones es que los proyectos de infraestructura transexenales, tan necesarios en nuestro país, serán muy difíciles o muy caros de financiar en el futuro.
El segundo elemento que a mi juicio abona a esta falta de confianza es el constante discurso polarizante en el país. Es muy común que en las campañas políticas se use la polarización para ganar elecciones, pero también es muy común que una vez ganada la elección se busque la unidad y conciliación, precisamente para generar la confianza tan necesaria para estimular la inversión, el crecimiento económico y la generación de empleos prometidos.
Además, a juicio de varios analistas, el Banco de México ha mantenido una tasa de interés elevada, entre otras razones, para “anclar al peso” ante la incertidumbre que el mismo gobierno ha propiciado entre la comunidad de inversionistas internacionales, por lo que se encarece invertir en cualquier proyecto o pedir financiamiento en el país. La tasa de referencia a un día en México se encuentra en 8.25%, mientras que en Estados Unidos es de 2.5%. Inclusive, el rendimiento que ofrece invertir en México a un día es más atractivo que el 6.5% que ofrece Brasil.
También, es importante destacar que hubo varios choques transitorios en el trimestre que influyeron negativamente en la actividad económica en México, especialmente durante los meses de enero y febrero, entre los que se incluyen las huelgas en el noreste del país y bloqueos de vías férreas en Michoacán, lo que abona a la desconfianza a la aplicación de la ley en México.
Después de que el INEGI publicó el reporte del PIB al primer trimestre de 2019, diversas instituciones financieras señalaron que su previsión de crecimiento para todo el año tiene sesgo a la baja. Banamex y Banorte, por ejemplo, estiman un crecimiento de 1.4% y 1.5% del PIB en 2019 respectivamente.
Desmantelar proyectos y minar la confianza de los inversionistas ya está pasando factura al crecimiento económico en México. Ahora falta que se presente y ejecute bien una estrategia alternativa para que la economía crezca, se genere empleos y se igualen oportunidades para todos los mexicanos.
No vamos bien. Este primer trimestre es apenas la primera llamada de lo que puede pasar si no cambiamos el tono y el rumbo. Como lo hemos dicho en muchas ocasiones, los verdaderos enemigos de México son la inseguridad, la corrupción y la desigualdad, estos problemas sólo los podemos enfrentar y vencer si lo hacemos unidos.