Y cuando el tren se detuvo en el lugar que habían anunciado tres minutos antes con el nombre de VillaHermosa pocos fueron los viajeros que bajaron. De la localidad, pese al nombre, contaban atrocidades. Decían que allí se vivía muy mal, que literalmente no era posible vivir, que las noches, antaño de bohemia y Luna plateada, llenaban de miedo las calles…
Sin embargo un tipo sí descendió del tren..
Antes había estado hablando.. Hablando en los vagones, hablando en los pasillos, hablando en la cafetería, hablando. Y había contado cosas de VillaHermosa… Afirmaba que desde que había llegado aquel genio al pueblo las cosas habían cambiado. Poco a poco. Despacio, como se torea, se besa, se ama y se bebe vino… Y que, con confianza, el sitio ya no era horrendo. Era hermoso!
El tipo que se apeó del tren tenía un hijo que era morantista. El también era muy morantista.. Y conocía el pueblo. Sabía que ya la biblioteca funcionaba muy bien; que ya las madrugadas eran de arte y ole, no de temor y oscuridad; que se celebraría una fiesta taurina con Juli y Morante; que muy pronto iba a ser el dorado diciembre.. Las cosas, con trabajo y ganas, cambian..
Y por eso el hombre se bajó del tren. Iba a una presentación de un libro allí..
Como ayer estuve en una exposición sobre Pérez Galdós me apetecía un pequeño y humilde homenaje al principio de una de sus obras..
También retomar una de las ideas de mis cuentos navideños
Dedicado a los escritores
A las personas buenas
A las personas que trabajan con entrega y poquito a poco, para hacer cosas grandes y bellas. Mi amigo Pepe y otros héroes así..
A Morante
A mi querido Juli
A mi Luis
A las noches de Luna y arte
A David Silveti, con un beso al cielo
Y a cada luchador