Reflexiones en voz alta, por:Carlos Capetillo Campos
En 1967 me desempeñé como Auditor Externo en el Banco Agrario de Yucatán por parte de Banco Nacional de Crédito Ejidal y como Jefe de Organización y Control de Operaciones del Banco Agrario de Yucatán, y tuve la oportunidad de presentarle al entonces Gobernador del Estado, Luis Torres Mesías, mis puntos de vista lo que a mi juicio debería enfocarse su gobierno, que estaba empeñado en una diversificación que fortaleciera la economía del Estado, que estaba anclada en el monocultivo del henequén, que producía muchos líderes políticos agitadores pero cada vez menos fibra y que estaba incrementando el alcoholismo y una serie de vicios en la organización ejidal.
A mi juicio en ese entonces, los esfuerzos del gobierno deberían enfocarse a las siguientes actividades: la primera era el turismo, ya que teníamos la materia prima fundamental en las ruinas arqueológicas, las playas, la música, la ropa, la gastronomía y eso obligaba al crecimiento de la hotelería, restaurantes y desde luego a mejorar los servicios de transporte, de capacitación al personal, las artesanías, la ropa típica y además de que el recurso financiero que el turismo genera son recursos frescos para el Estado, viene de otros lados, por lo que aumenta la riqueza de la entidad y también obliga a la preparación de los guías de turistas y conservación de los monumentos símbolos de nuestra cultura.
En segundo lugar, la pesca, ya que siendo una península que mira al norte, provoca que las aguas del Golfo de México generen un desovadero en los límites de Yucatán y Campeche, en nuestro municipio Celestún, en ese entonces un municipio totalmente olvidado, pero por la riqueza de la pesca provoca hasta ahora conflictos entre pescadores de Campeche y Yucatán.
Era necesario pasar de la pesca ribereña a contar con una flota de barcos industrias, que no solamente pescaran, sino que procesaran la pesca y le dieran valor agregado. Muy regulada, la pesca sería una importante actividad por ser el pescado un recurso renovable.
En tercer lugar la agricultura, en la ocuparía un lugar importante el henequén pero no como actividad única, cuyo principal atractivo era la mano de obra que utilizaba, pero que se estaba convirtiendo en un grave problema político por los intereses económicos que giraban a su alrededor, sino fomentar cultivos que históricamente habían acreditado su utilidad como el ramón, excelente forraje para el ganado, la caña de azúcar, cultivos de ciclo corto como el Chile habanero que al paso de los años ha trascendido al mundo y las hortalizas, que en el gobierno siguiente adquirieron una singular importancia. Las haciendas henequeneras también contaron con ganado que alimentaban con ramón, que estaba sembrado en los alrededores de la hacienda y de los corrales y que con cortar las ramas y caer al suelo, el ganado se alimentaba y el ganado de leche producía mucho más con ese alimento.
En cuarto lugar, la ganadería, que aun cuando utilizaba poca mano de obra, su rendimiento económico y el entrenamiento del que ya gozaban los campesinos en su manejo, así como la necesidad de alimentar no solo a la población, sino a los turistas y para exportar, con el argumento simple de que en el mundo día a día aumenta la población y con ella la necesidad de alimentos.
Y la última propuesta fue la construcción de un astillero en Sisal, que, por su calado natural, era el puerto por donde se exportaba el henequén en su destino a Europa donde se le llamaba sisal por ser el puerto de origen y de más fácil pronunciación que henequén.
La ubicación de la Península de Yucatán, lo haría una oferta importante para las embarcaciones de toda América, que canalizaban sus embarcaciones a los Estados Unidos de América a los servicios de construcción, reparaciones y mantenimiento de las embarcaciones de gran tamaño.
Un astillero utiliza una gran cantidad de mano de obra calificada y provoca el desarrollo de la industria auxiliar para atender la demanda de todo lo que necesita una embarcación, hoy por hoy, el artículo de mayor tamaño que construye el hombre.
Así se desarrollaría una industria, con la ventaja de que la mano de obra del maya es muy hábil y que bien ubicada en los municipios del Estado, provocaría un desarrollo más uniforme entre los municipios.
Estas son las oportunidades, que con programas concretos Yucatán puede enfocar su crecimiento y fortalezas a las que se le suma la industria y la tecnología de la información, que viene creciendo con suficiente solidez, sobre todo por la zona económica especial que será un disparador importante en el Estado.