Especial / La Revista
Inquieto, aguerrido y polémico en su trayectoria
política, Wílliam Renán Sosa Altamira transitó durante muchos años en el
servicio público, siendo dos veces alcalde de Izamal, su querido pueblo natal;
diputado local, diputado federal, delegado de la Secretaría de Desarrollo
Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) en Yucatán y director del Centro Estatal
de Desarrollo Municipal (Cedem) del Gobierno del Estado.
De oficio mecánico de taxis de la ruta
Mérida-Izamal, negocio que manejaba su padre Fermín Sosa Cordero y que a la
postre heredaría y acrecentaría como socio del Frente Único de Trabajadores del
Volante (FUTV), Wílliam Sosa ingresó e hizo carrera política vinculado al
extinto gobernador Víctor Cervera Pacheco.
Junto a él fue coprotagonista de encendidos
episodios contra sus acérrimos adversarios del PAN y de sonados escándalos como
el del “párrafo achocado”, que abría la puerta a la salida de sentenciados por
delitos graves y que fue subsanado corrigiendo a espaldas del pleno del
Congreso una omisión en el Código de Procedimientos en Materia Penal, en la
Legislatura que encabezó Mirna Hoyos Schlamme, otro personaje polémico ligado
al cerverismo.
Siendo diputado local, Sosa Altamira también
participó activamente en uno de los episodios políticos más sonados que
adquirió alcance nacional como es el “desacato”, un tema relacionado con el
nombramiento del Consejo Electoral del Estado que organizaría las elecciones
para gobernador en 2001.
Finalmente, después de una serie de desencuentros, conatos
de violencia, guerra jurídica, ríspidas negociaciones y un desafío nunca antes
visto a la Federación, en la que se revivió y resaltó el orgullo yucateco como
signo separatista, se impuso la ley y hubo elecciones con un Consejo ciudadano
que vio nacer al primer gobierno panista en Yucatán con el triunfo de Patricio
Patrón Laviada y la caída del poderoso partido hegemónico que había dominado en
Yucatán durante más de 70 años.
No son temas menores, son sucesos de gran relevancia
en la vida política de Yucatán que vivió y protagonizó Wílliam Sosa, junto con
su compañera de grupo y amiga de toda la vida: Beatriz Peralta y Chacón, otra
aguerrida política y brazo cercano de Víctor Cervera, un gobernante que marcó
época y generó sentimientos encontrados entre los yucatecos, pues mientras era
admirado y querido por unos, era rechazado y odiado por otros.
Sin proponérselo, Cervera Pacheco mantuvo unido al
PAN y a la oposición en general. Patrón Laviada fue candidato de la alianza
PAN-PRD-PT-PVEM y obtuvo un triunfo inobjetable frente al priista Orlando
Paredes Lara, un pretendido sucesor que en campaña ya se sentía gobernador,
pero que vio truncadas sus aspiraciones frente a un poderoso bloque opositor.
A más de 20 años de esos sucesos, Wílliam Sosa
volvió a ser coprotagonista en las elecciones intermedias de 2021, cuando haciendo
a un lado su acendrada animadversión por el PAN se unió a la aventura política
de otro de sus amigos muy cercanos: Liborio Vidal Aguilar, el polémico
exalcalde de Valladolid, exdiputado local y federal y exfuncionario estatal,
quien aceptó la invitación del gobernador Mauricio Vila Dosal para ser
postulado por Acción Nacional para competir por la diputación federal del I
Distrito.
Postulación que no prosperó, pues fue impugnada y
finalmente tuvo que ceder su lugar a otro aspirante, Sergio Chalé Cauich. Vidal
Aguilar no acreditó ser indígena, igual como ocurrió con Alpha Tavera Escalante
por Morena y Jorge Canul Rubio por Movimiento Ciudadano, los tres perdieron su
candidatura.
Sin embargo, Wílliam Sosa continuó operando en el I
Distrito, intensificó su tarea para levantar la campaña del nuevo candidato y
contribuyó al triunfo del PAN en esa demarcación del oriente del estado, donde
tenía fuerte influencia política. Así, el izamaleño cumplió su encomienda, pues
bajo las siglas del PAN Sergio Chalé llegó a la Cámara de Diputados.
Impensable en otras épocas, ya mermada su salud,
pero con una inquebrantable convicción
política y una sincera lealtad y hermandad con Liborio Vidal, Sosa Altamira
-quien llegó a declararse en broma “azulejo de Toronto”, en alusión a su nueva
camiseta de Acción Nacional y llegó incluso a gritar en campaña “¡Arriba el
PAN!”, algo inaudito para un férreo priista y excerverista-, con su actitud dio
una lección y marcó un precedente de la pretendida alianza PRI-PAN para hacer
un frente común contra Morena en las elecciones de 2024.
También sin proponérselo, en el terreno de los
hechos, como operador de liderazgos y bases priistas en el I Distrito, donde
concentró sus esfuerzos, Wílliam Sosa se convirtió en precursor de esta eventual
alianza o acuerdo político PRI-PAN que se comenta, se propone y se considera
necesaria para contener a Morena, pero que, al menos visiblemente, nadie opera
y parece no avanzar. ¿Servirá de algo su ejemplo?
A la edad de 65 años, tras una larga trayectoria
política y una carrera empresarial en el ramo del transporte, el comercio y el
turismo, Wílliam Sosa Altamira falleció el pasado miércoles. Entre sus méritos
está el de haber promovido y gestionado el nombramiento de Izamal como primer
Pueblo Mágico de México con un modelo que se replicó en otras partes del país.
Hace unos meses, un grupo de empresarios del sector
turístico planeaba entregarle un reconocimiento por los 20 años del
nombramiento de Izamal y por todas las aportaciones que hizo a la llamada
Ciudad de las Tres Culturas, pero no se pudo cristalizar por su problema de
salud y posterior deceso. Descanse en paz este empresario y multifacético
personaje de la política yucateca (21 de abril de 1957-5 de octubre de 2022).