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¿Y entonces?

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

Faltan diez días para la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, escribí entonces. Todos los mexicanos debemos de tomar una posición sobre lo que se le permitirá al nuevo gobierno aceptando todos que fue electo un presidente legítimo en una elección válida y legal, pero teniendo en cuenta que los que no votamos por él también tenemos la obligación ciudadana de ser sus más cercanos críticos y vigilantes.

Una sociedad civil pareciera ser la única opción para vigilar a un presidente cuando la crisis de los partidos políticos los ha desdibujado y los otros poderes federales y en los estados no sólo se han quedado callados sino que muchos de ellos ya hasta rinden pleitesía al nuevo titular del Ejecutivo.

Tengamos claro que las decisiones de gobierno son fundamentales para nuestra vida diaria y mucho de lo que ahí se decida definirá si nuestra vida es más fácil y más libre o por el contrario, veremos limitadas nuestras libertades ante un nuevo gobierno que exige sumisión y no vacila en confrontar a sus críticos.

Hoy, como ciudadanos, tenemos una gran responsabilidad porque quienes somos adultos y votamos debemos proteger al país de quienes lo gobiernan porque aquí vivimos y aquí crecen nuestros hijos.

La apatía ciudadana por participar en política es la responsable de que lleguen los gobiernos que hasta ahora hemos padecido.

Asumamos nuestra responsabilidad ciudadana y entendamos que las decisiones del gobierno sí nos afectan y definen nuestra vida aunque no queramos.

Yo ya decidí mi lugar desde hace muchos años y ejerzo mi profesión para servir a mi país y a mi prójimo, seamos críticos para tener mejores gobiernos, pero unos cuántos no podemos solos.

Seamos críticos todos y eso no significa que no ayudemos a los demás. La crítica propositiva siempre ayuda… decía en ese entonces.

Faltan unos días para que cumpla el primer año de Andrés Manuel y sigo pensando que él ganó la elección de manera inobjetable y que tiene la legitimidad que le da el voto y la preferencia ciudadana, pero no por eso tiene derecho a ofender a los mexicanos que no estamos de acuerdo en su actuación, no por eso tiene derecho a ejercer un poder de manera parcial y facciosa como se hacía en los tiempos del partido hegemónico.

México y los mexicanos ya vivimos y padecimos esos años. Luchamos y logramos victorias y derrotas cuando construíamos un país que acotaba y limitaba ese poder presidencial que era un reducto para los beneficios de sus partidarios, sólo de ellos y de las concesiones que le entregaban a los que se plegaban a sus mandatos.

No quiero vivir otra vez en ese México aunque debo reconocer que el México que vivimos tampoco me satisface, menos ahora que tenemos un presidente que divide, que confronta, que sigue en campaña y que todos los días, sin rubor, nos deja claro que el presupuesto se usa para lo que él diga, como él lo diga y sólo se beneficia a quienes llegaron al poder bajo su mando protector: Morena.

Quienes vivimos en estados gobernados por otros partidos somos tan mexicanos como los que votaron por Morena y nuestras autoridades son tan legítimas como el mismo presidente porque también ganaron sus elecciones en procesos legítimos e incustionables.

Ya no vivimos esos días en los que se hablaba y se ganaban comicios gracias a fraudes electorales. Los mecanismos de cooptación y el uso del presupuesto para esos fines se ha extinguido y lo vimos en el proceso electoral que ganó sin queja Andrés Manuel López Obrador.

Vimos que quienes se desempeñaron como secretarios de Desarrollo Social no sólo ya no ganaron las elecciones sino que no ganaron ni diputaciones locales o federales, menos gubernaturas. Esa manera clientelar de ver la política ya no funcionó porque la gente decidió salir a votar.

Sin embargo, hoy el grueso del presupuesto se usa para avasallar, para cooptar clientelas electorales sobre todo en la clase más desprotegida, la más necesitada, la más manipulable, la más influenciable… exactamente como se hacía en los años del PRI hegemónico, como si Morena fuera el clón del tricolor.

El 68 por ciento del presupuesto se destinará a gobiernos de Morena: 68 por ciento mientras los demás recibirán apenas un 10 por ciento. Así el clientelismo vil.

¿No votamos por un gobierno diferente?, ¿por uno que no sólo fuera justo y equilibrado sino también honesto y democrático?, ¿no estábamos hartos del sectarismo político y los beneficios sólo para los de casa?

Sin embargo, si de culpas se trata volteemos a ver el espejo porque 30 millones de personas se pusieron de acuerdo, el problema fuimos esos 90 millones que no lo hicimos o que, de plano, nunca salen a votar.

¿Les gusta el gobierno que nos dimos? A mi no, y lo tendré que soportar por otros cinco años. Lo que no puedo dejar de hacer es denunciarlo, criticarlo y evitar que destruyan las instituciones fundamentales del país, esas mismas que le permitieron a Andrés llegar al poder.

José Francisco Lopez Vargas
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