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Ya chole

Pascal Beltrán del Rio
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Bitácora, por: Pascal Beltrán del Río. 

Cuando, a finales octubre, un grupo de organizaciones
de la sociedad civil convocó a una marcha en defensa del Instituto Nacional
Electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador se mofó del punto de
destino anunciado: el Hemiciclo a Juárez.

“Ahí hay muy poco espacio y, además, no quiero que
hagan enojar al Benemérito, porque muchos de los que van a estar en la
manifestación son antijuaristas”, expresó. La marcha debería terminar en el
Zócalo, opinó, convencido de que sus “adversarios” no lograrían llenar esa
plaza, como él lo ha hecho en muchas ocasiones.

“Me enteré que hay un torneo de beisbol en el Zócalo,
convenido de tiempo atrás –agregó, en su conferencia del 9 de noviembre–, y le
pedí a la jefa de Gobierno que viera si podía terminar el torneo el sábado, en
vez del domingo, y ella me comentó que los organizadores habían aceptado”. De
esa manera, informó López Obrador, la plaza estaría disponible el 13 de
noviembre, día de la marcha.

Los convocantes respondieron al Presidente que a él no
le tocaba decidir un asunto así. Sin embargo, el tabasqueño siguió ocupándose
de la marcha a lo largo de la semana –primero, en un tono condescendiente y,
luego, de forma cada vez más hostil– y, con ello, obtuvo un resultado indeseado
para él: el interés en la protesta comenzó a crecer en la capital y en otras
ciudades del país, que organizaron sus propias manifestaciones.

No sé si López Obrador se habrá dado cuenta, pero él
se convirtió en el principal promotor de la marcha, que buscaba frenar la
reforma constitucional en materia electoral, impulsada por el Ejecutivo.

La movilización (#ElINENoSeToca) reunió a decenas de
miles de personas sobre el Paseo de la Reforma y desbordó la Plaza de
República, que, de última hora, fue habilitado para recibir a los
manifestantes, en lugar del Hemiciclo a Juárez. Entusiasmado, Carlos Navarrete,
uno de los organizadores, me dijo en entrevista que estaba pensando llevar una
caja de galletas a Palacio Nacional para agradecer a López Obrador la promoción
que hizo a la marcha.

Dos meses después, el Presidente parece incurrir en el
mismo error.

Esta semana se lanzó en contra de la convocatoria a
una nueva manifestación –a realizarse en el Zócalo, ésta sí, el 26 de febrero–
para protestar en contra del llamado plan B de la reforma electoral, el
conjunto de cambios a leyes secundarias que se integró a toda velocidad para
sustituir al malogrado intento de modificar la Constitución.

“Ya chole”, espetó el Presidente en su conferencia.
“Ellos ganaron, se quedaron con ese presupuesto”, agregó, en referencia a los
recortes en el número de legisladores que planteaba su plan A y que no pasaron.
“Exageran. Sólo que usen esa marcha para defender a (Genaro) García Luna,
porque, en una de esas, ése es el propósito”.

Hoy falta un mes para que se lleve a cabo la protesta,
que tendrá como lema #MiVotoNoSeToca. El objetivo de llenar el Zócalo luce
complicado, pero, en una de esas, con la ayuda presidencial, se logrará.

BUSCAPIÉS

*El mandatario quizá trate de minimizar este nuevo
llamado a protestar, como hace con cualquier problema y con todo reto político
que enfrenta. Sin embargo, anunció algo muy significativo: una conmemoración
masiva de la Expropiación Petrolera, el 18 de marzo en el Zócalo. Es decir,
exactamente tres semanas después del mitin en defensa del voto. Lo mismo hizo
después de la marcha del 13 de noviembre: una concentración para festejar sus
cuatro años en el poder.

Pascal Beltrán del Rio
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