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Ya con leyes, reglamentos y autonomía, la UADY pulió su sistema financiero.

Marco Cortez Navarrete
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MEMORIAS VI

Por Marco Antonio Cortez Navarrete

Antes de llegar a la rectoría de la UADY, el contador Carlos Manuel Pasos Novelo ocupó la Dirección General de Finanzas, desempeñando una efectiva labor y gozando de amplia empatía entre los integrantes de la comunidad Universitaria; estudiantes, docentes, trabajadores administrativos y manuales y directivos de escuelas y facultades.

Es así como don Carlos, como solía dirigirme a él, llegó prácticamente de fast track al máximo encargo de la casa de estudios (enero de 1991 a diciembre de 1998) y en lo personal considero que entre sus responsabilidades más importantes destacaba fortalecer las leyes y los reglamentos impulsados y creados por su antecesor y sentar las bases para construir solido Sistema Financiero con características esenciales de eficiencia y eficacia y obtener así herramientas para el adecuado manejo de recursos otorgados por los gobiernos federales, estatales y los propios, estos últimos, captados, entre otros, por la venta de derechos y patentes así como y productos generados en las unidades de posgrado e investigación de las facultades y del centro de investigaciones regionales, especialmente en el ámbito de las ciencias biomédicas.

Apoyado en la Ley Orgánica, el Estatuto General y los reglamentos internos en escuelas y facultades, Pasos Novelo fue un rector apegado al librito, en lo contable y financiero. Personalmente, recuerdo las negociaciones realizadas para otorgar aumentos salariales que en más de una ocasión fueron difíciles y complejos.

Recuerdo muy bien que en algunas de las revisiones de los contratos colectivos de trabajo, los trámites y acuerdos concluían en la Junta Laboral de Conciliación y Arbitraje (JLCA) que entonces ocupaba las instalaciones de la ex penitenciaria, a un costado del parque de La Paz.

Incluso las firmas se llegaron a concretar el último día del año a escasas horas de la media noche, finalmente, la universidad salía adelante y continuar con su desarrollo y su labor esencial: la formación académica de sus estudiantes.

Además del la valiosa colaboración de funcionarios universitarios como Mario Alayola Montañez y la asesoría jurídica de María Fritz Sierra, el rector Pasos Novelo contó con el apoyo de Luis Gamboa Avila, en la Dirección General de Finanzas y de Ricardo Bello Bolio, en la secretaría particular y luego en Secretaría General de la institución.

En síntesis, considero que en la administración de Carlos Pasos se consolidó un Sistema Financiero y Administrativo cuyo modelo, en esencia, prevalece salvo, desde luego, ajustes y adecuaciones para su vigencia y actualización.

En esa época la UADY ya tenía 15 facultades, dos escuelas preparatorias y el centro de investigaciones doctor Hideyo Noguchi y una matricula de 14 mil estudiantes y mil 200 académicos .

Con modernas leyes y reglamentos, Autonomía Universitaria y un sistema financiero en forma, la UADY inició así su despegue en la creación de programas educativos de licenciatura y posgrado y su reestructuración física pasando de facultades dispersas por varios puntos de la ciudad a Campus por Áreas del Conocimiento, tareas que le correspondieron iniciar al doctor en medicina veterinaria y zootecnia, Raúl Humberto Godoy Montañez, rector de 1999 a 2006.

Pero, de este tema, estimados lectores, lo hablaremos en la próxima entrega de estos capítulos de la historia reciente de la UADY. Por hoy, es todo y hasta la próxima. Sean felices, como me decía mi amigo sacerdote jesuita Manuel Ramos Gómez Pérez, que en paz descansa.

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